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Un estudio destaca la eficacia de los fagos en la lucha contra bacterias resistentes a los antibióticos.
Debido a la creciente preocupación por la resistencia bacteriana a los antibióticos, se están investigando como alternativa los bacteriófagos, también conocidos como fabos. Se trata de virus que tienen la capacidad de infectar y destruir bacterias de manera selectiva, lo que los hace potencialmente útiles en el tratamiento de infecciones. Son altamente específicos, infectando solo un tipo de bacteria a diferencia de los antibióticos que pueden afectar a bacterias buenas y malas.
Esta especificidad minimiza el impacto negativo en la microbiota humana y aumenta la eficacia del tratamiento, ya que los fagos se multiplican al atacar su objetivo.
Un reciente estudio, publicado en la revista Clinical Infectious Diseases, en 2022, demostró la seguridad y eficacia de la terapia con fagos en el tratamientos de infecciones bacterianas. La investigación, realizada con 20 pacientes, mostró que en al menos el 50% de los casos, la terapia fue efectiva. No obstante, los expertos destacan que los fagos deben usarse como una terapia complementaria y no somo un sustituto de los antibióticos.
La acción de los fagos es sencilla pero potente. Estos virus se adhieren a una bacteria mediante fibras o proteínas en su cola, inyectan su material genética y se replican dentro del microorganismo, llevándolo a la muerte. Este proceso, conocido como ciclo lítico, convierte a los fagos en un arma implacable contra las bacterias resistentes.
Además de su aplicación en biomedicina, los fagos son útiles en la agricultura y la industria alimentaria. Se utilizan en etapas previas a la cosecha y durante el crecimiento de las plantas para prevenir la propagación de bacterias. También se emplean en el procesamiento y envasado de alimentos para controlar la contaminación y aumentar la vida útil de los productos.
El principal desafío en el uso de fagos es encontrar el virus adecuado para cada tipo de super bacteria, debido a su alta especificidad. Esto requiere la preparación de diversos cócteles de fagos y el mantenimiento de bancos que contengan una amplia variedad de estos virus, lo cual no es tarea fácil.
A pesar de los retos, los fagos ofrecen una solución prometedora en la lucha contra las super bacterias, representando un avance significativo en el control de infecciones y la protección de la salud pública.