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EFECTOS A LARGO PLAZO
Un grupo de científicos de la Universidad Sapienza de Roma ha investigado el aumento de estos malos sueños en personas que estuvieron infectadas de coronavirus.
Icosses un proyecto internacional sobre el sueño durante la COVID-19. En su marco de estudio, un equipo de neurocientíficos de la Universidad Sapienza de Roma ha investigado la relación entre esta enfermedad y la actividad onírica, destacando un importante aumento de pesadillas en los sueños de las personas contagiadas.
Publicado en la revista Nature and Science of Sleep, el estudioadvierte que, quienes han contraído coronavirus tienen más pesadillas. Además, el impacto de la COVID-19 en los sueños y la calidad de vida es mayor cuanto más graves fueron los síntomas de la enfermedad, según comenta 'StaR'.
Los investigadores también comprobaron con anterioridad cómo el primer confinamiento alteró el sueño de más del 50 % de las personas entrevistadas durante 2020 en Italia. Según el doctor De Gennaro, líder del estudio, estos participantes informaron de un empeoramiento de su calidad de sueño y cambios en los hábitos nocturnos debidos al malestar psicológico del encerramiento.
Influencia del coronavirus en el sueño
Por esta razón, el proyecto internacional Icoss, en el que participan neurocientíficos de 14 países, decidió investigar las alteraciones del sueño en la población que se había contagiado de COVID-19. Estudiaron los ritmos de sueño-vigilia y la calidad de los sueños, así como si tenían pesadillas.
Los neurocientíficos de Sapienza dividieron a los participantes en la investigación endos grupos: los que habían tenido coronavirus, tanto de forma sintomática como sin síntomas, y los que no se habían infectado de la enfermedad.
Ambos grupos contestaron a un cuestionario que se envió a través de Internet entre mayo y julio de 2020. En la encuesta los participantes contestaron a preguntas sobre los sueños y la frecuencia de pesadillas antes y durante la pandemia.
Los resultados de la investigación mostraron que antes de la pandemia, ambos grupos no tenían ninguna diferencia en la recurrencia de sueños o pesadillas. Sin embargo, después de contagiarse, las personas experimentaron "un aumento significativo en la frecuencia de sueños atormentados en los infectados".
La pandemia cambió la vida diurna y nocturna
El estudio afirma la llegada de la pandemia supuso un cambio en la vida diurna que también se reflejaba en la vida nocturna de las personas a modo de sueños recurrentes con predominio de emociones negativas. Además, la ansiedad, la depresión y el estrés fueron factores que influyeron en las personas contagiadas a la hora de tener sueños malos durante la noche.
Asimismo, los neurocientíficos señalan que la ansiedad y preocupación que producen los eventos adversos, como la pandemia, muchas veces se traducen en sueños agitados o pesadillas. Un fenómeno similar se había observado en la población, por ejemplo, tras el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
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