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PUBLICADO EN NATURE
Los autores concluyen que es un fenómeno que no distingue partidos políticos y que tampoco reconoce un espacio para las ideas conciliadoras.
Si bien no es la primera red social que hemos tenido en la era internet, X (antes Twitter) sí ha demostrado ser la más utilizada a la hora de influir en las elecciones. Pero el fenómeno se centró casi siempre en la política estadounidense. Ahora un nuevo estudio, publicado en Nature, sugiere que el abuso político es una característica clave de la comunicación política en X, y, ya sea en la izquierda o la derecha política, es igual de común ver a usuarios políticamente comprometidos insultar a sus oponentes, en un grado similar, y con poco espacio para los moderados.
Si bien las investigaciones anteriores sobre este tipo de abuso en línea se han centrado típicamente en los Estados Unidos, el estudio actual encontró que el abuso seguía una estructura común de aliado-enemigo en los nueve países para los que había datos disponibles: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Polonia, España, Turquía, Reino Unido y los Estados Unidos.
Dirigido por City, St George's, University of London, en colaboración con el Instituto Alan Turing, el estudio sugiere que las personas que se desvían de las normas de su partido son tratadas rápidamente como si fueran un enemigo político.
Entre los individuos "atípicos" destacados por el estudio se encuentran las políticas estadounidenses Liz Cheney y Tulsi Gabbard.
Cheney, ex congresista republicana en Estados Unidos, rompió filas con su partido y optó por apoyar el impeachment de Donald Trump por el asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021.
Por su parte, Gabbard, originalmente era representante de los demócratas, se pasó a los republicanos poco después de que se completara el estudio actual.
De manera similar, en el Reino Unido, el estudio descubrió que ex políticos pro europeos del partido conservador, como Anna Soubry, recibieron el apoyo de partidarios (personas que apoyan firmemente a un partido político) de la izquierda política y fueron atacados por partidarios de la derecha política.
En el estudio, los investigadores utilizaron una muestra completa de datos de publicaciones de usuarios de X, que comprendía 375 millones de tuits durante un período de 24 horas en septiembre de 2022. Asignaron las publicaciones de estos usuarios a otra muestra de más de 1.800 políticos que tienen una cuenta X activa.
Al observar qué usuarios retuiteaban a qué políticos, los autores pudieron estimar cuál era la inclinación política de cada usuario, ya fuera de izquierda o de derecha.
También midieron la toxicidad del contenido de las publicaciones políticas para medir el abuso político en X. Los autores, liderados por Max Falkenberg, descubrieron que las publicaciones que mencionaban a oponentes políticos eran sistemáticamente más tóxicas que las menciones a aliados políticos. Mientras que las interacciones políticas, en general, eran más tóxicas que las interacciones no políticas en todos los países con datos disponibles.
Si bien se ha prestado mucha atención a las redes sociales que facilitan la formación de "cámaras de resonancia", donde las personas solo están expuestas a contenido similar, este estudio destaca el otro lado: X también permite la comunicación entre grupos políticos, pero la naturaleza de esta comunicación es a menudo abusiva.
El tipo de abuso dirigido a los oponentes políticos que analizó el estudio a veces se denomina "polarización afectiva", el fenómeno en el que los partidarios tienen sentimientos y emociones negativos hacia los miembros de los partidos políticos opositores.
"Muchas de estas tendencias pueden haber empeorado desde que Elon Musk se hizo cargo de Twitter, se introdujeron las restricciones a los datos, ya no tenemos acceso a los datos de alta calidad necesarios para estudiar estas cuestiones – señala Falkenberg -. Esta falta de transparencia es democráticamente problemática y es motivo de gran preocupación si queremos mejorar la calidad de la comunicación política en línea".
Por su parte, el coautor Andrea Baronchelli concluye que el estudio "revela un atractivo clave de las grandes plataformas como X/Twitter: la oportunidad de participar en intercambios agresivos con oponentes políticos, a diferencia de las plataformas más pequeñas que simplemente permiten conversaciones entre usuarios con ideas afines. Este trabajo confirma que la tendencia se extiende a través de países, lo que sugiere una sociedad donde el "otro" es visto solo como un oponente y la escucha está reservada para los aliados. Reconociendo las implicaciones para la vida democrática, nuestro equipo continuará estudiando sus impactos más amplios".