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PROBLEMAS
Hasta 2024 no volver a intentar su lanzamiento, mientras la ESA hace malabares con el resto de cohetes de que dispone para seguir con la agenda.
El cohete europeo Vega-C no volverá al espacio hasta finales de 2024, después de que en diciembre pasado sufriese un fallo técnico que dictó el fracaso de su primera misión comercial, anunció este lunes la Agencia Espacial Europea (ESA).
Esta nueva fecha supone otro golpe para la agencia, que está ahora mismo con un grave problema de lanzadores ante el retraso del Ariane 6, cuyo primer vuelo está previsto para el año que viene.
La ESA no puede además usar los cohetes rusos Soyuz por las sanciones a Moscú por la invasión de Ucrania.
El nuevo calendario se debe a que una comisión independiente de investigación recomendó revisar el diseño de la tobera del motor Zefiro 40, que propulsa la segunda fase del cohete, informó la ESA.
El lanzamiento del Vega-C sufrió una complicación técnica que desvió al cohete de su trayectoria, por lo que el control de misión activó el sistema de autodestrucción.
En febrero, se descubrió que el fallo estuvo en el cuello de inserción de la tobera del motor, una pieza de compuesto de carbono fabricada en Ucrania.
Después, en junio, un ensayo en tierra del encendido del cohete Zefiro 40 registró daños importantes en un nuevo componente suministrado por la europea Arianegroup.
La comisión de investigación añadió que antes de realizar un nuevo vuelo comercial de Vega C tiene que haber dos ensayos con éxitos de encendido en tierra del cohete Zefiro 40 con sus toberas rediseñadas.
El primer ensayo debería tener lugar "en torno al segundo trimestre del año próximo año", señaló hoy en una rueda de prensa Giulio Renzo, el consejero delegado de la italiana Avio, la principal fabricante del cohete.
La ESA ya solo tiene actualmente dos unidades del cohete Vega, la versión inicial del lanzador, una de las cuales tiene previsto una misión comercial el próximo miércoles y la otra en el segundo trimestre del año próximo, según la agencia.
El director general de la ESA, Josef Aschbacher, ha alertado en varias ocasiones de la importancia estratégica de que Europa pueda ofrecer acceso comercial al espacio para asegurar su soberanía tecnológica.