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UN TIBURÓN PEREGRINO
El equipo no sabe si el tiburón, que mostraba daños visibles en la piel, marcas de pintura y una abrasión roja, pero sin hemorragia aparente ni herida abierta, sobrevivió al impacto.
Un grupo de científicos registró, por primera vez, el impacto de una embarcación contra un tiburón peregrino, una especie en peligro de extinción, que tras el incidente sufrió heridas y tuvo un comportamiento anómalo durante el tiempo que duró el seguimiento de los expertos.
Un estudio encabezado por la Universidad Estatal de Oregón (EE.UU.) y que publica Frontiers in Marine Science relata el suceso, que fue grabado en vídeo y que, según los investigadores, sería el primer registro del que tienen constancia sobre un impacto de ese tipo contra un animal marino de gran tamaño.
Los investigadores siguieron el suceso porque horas antes habían marcado al animal, una hembra de tiburón peregrino de unos siete metros, con un dispositivo similar a una pulsera de actividad y una cámara, programados para soltarse, lo que sucedió siete horas después y luego fueron recuperados.
Por ello, el equipo no sabe si el tiburón, que mostraba daños visibles en la piel, marcas de pintura y una abrasión roja, pero sin hemorragia aparente ni herida abierta, sobrevivió al impacto.
Las colisiones con embarcaciones no siempre son letales de inmediato, pero incluso esas heridas pueden tener consecuencias a corto y largo plazo.
Los datos indican que durante varias horas tras el marcado del animal, este pasó la mayor parte del tiempo en la superficie, continuando con su comportamiento normal de alimentación, con una inmersión ocasional.
De pronto, intentó hacer un movimiento rápido y evasivo, cuando la quilla de un barco le atravesó el lomo, justo detrás de la aleta dorsal.
El animal aumentó inmediatamente la frecuencia de los latidos y se dirigió al fondo marino mar adentro, un comportamiento marcadamente diferente al de antes del golpe, según Taylor Chapple, de la Universidad Estatal de Oregón y uno de los firmantes del estudio.
Los datos tomados por el dispositivo mostraron que el tiburón no volvió a alimentarse ni a comportarse normalmente mientras se le vigilaba.
El tiburón peregrino es el segundo pez más grande conocido, suele alcanzar más de ocho metros de longitud, e Irlanda, donde se produjo el incidente, es uno de los pocos lugares conocidos donde siguen reuniéndose en grandes cantidades.
Estos escualos se alimentan por filtración en la superficie del agua, de forma similar a algunas ballenas, lo que los hace más susceptibles a las colisiones con embarcaciones.
A diferencia de las ballenas, los tiburones peregrinos suelen hundirse cuando mueren, lo que dificulta la medición de las tasas de mortalidad.
El hecho de que un tiburón fuera golpeado en esa área en unas pocas horas subraya “cuán vulnerables son estos animales a los barcos y resalta la necesidad de una mayor educación sobre cómo mitigar tales ataques", destacó el también firmante de la investigación Nicholas Payne, del Trinity College de Dublín.
Los tiburones peregrinos de Irlanda están protegidos desde 2022 por la Ley de Vida Silvestre y a principios de este año el Gobierno irlandés anunció la creación del primer Parque Marino Nacional del país, que protege 28.328 hectáreas de tierra y mar en la costa del condado de Kerry, donde suelen reunirse para alimentarse y, potencialmente, aparearse.