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ESTUDIO
Dormir con las luces encendidas, además de ser incómodo, también puede ocasionar ciertos desajustes en nuestro organismo y que incluso aumentemos de peso. Te contamos por qué se produce este fenómeno.
Por lo general, solemos dormir a oscuras, ya que la luz puede impedir que descansemos adecuadamente. Sim embargo, podemos dejar la televisión o alguna luz encendida por despiste o no bajar mucho las persianas... dejando entrar cierta iluminación. Existen estudios que han demostrado que sucede cuando no dormimos totalmente a oscuras y puede ocasionar que aumentemos de peso.
La oscuridad es muy importante e influye en nuestro organismo, ya que ayuda a regular el latido cardíaco y los diferentes procesos orgánicos que realiza durante la noche mientras descansamos. Aunque estemos dormidos, la realidad es que nuestro cuerpo no desconecta del todo del ambiente. Por ello al existir una fuente de iluminación en nuestro dormitorio, provoca un aumento bastante considerado de la frecuencia cardiaca y cambia el funcionamiento y los procesos metabólicos que realiza nuestro organismo durante la noche.
En estas circunstancias, el cuerpo genera una mayor resistencia a la insulina. Por lo que no puede aprovechar la glucosa que se encuentra en la sangre. En lugar de utilizarla en otros procesos mientras dormimos, se acaba depositando en forma de grasa y hace que acabemos ganando peso.
Estos efectos se dan incluso con la pantalla de nuestro móvil encendida. Ya que provoca que estemos alerta de manera subconsciente ante diferentes notificaciones y el cuerpo realiza actividades y procesos muy diferentes a los que debería y a la larga puede notarse algún kilo de más por esta circunstancia. Por ello deberíamos siempre vigilar que no queda ninguna fuente de iluminación antes de descansar tras un largo día realizando diferentes actividades.