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CAMBIOS EN LA CONDUCTA ALIMENTARIA

Relacionan el estrés durante el embarazo con la obesidad del bebé cuando crece

Un estudio de la Universidad de Cornell ha asociado el gusto por los alimentos ácidos y amargos con el estrés de las madres durante los embarazos.

Embarazodrobotdean para Freepik

La exposición materna al estrés durante el embarazo podría tener efectos perjudiciales a largo plazo en la dieta de los hijos. Así lo afirma el nuevo estudiode la Universidad de Cornell, en Nueva York, que indica como posible problema padecer mayores niveles de obesidad y enfermedades relacionadas con la misma.

La investigadora Michele Belot es una de las autoras del trabajo donde, junto con sus compañeros, descubrió que un estrés superior al promedio durante el embarazo está relacionado con preferencias alimentarias significativamente menos saludables para sus hijos, como así como una preferencia más débil por los alimentos ácidos y amargos.

"El estrés durante el embarazo podría tener efectos perjudiciales a largo plazo en la próxima generación en términos de una dieta menos saludable y las consiguientes implicaciones para la salud asociadas con estos efectos, como tasas más altas de obesidad y enfermedades relacionadas con la obesidad", comentan los autores en un comunicado.

Asimismo, Belot dice que este impacto negativo de las madres a sus hijos en términos de comida es a causa del estrés. "Está al margen de lo que come la madre", explica la doctora.

Cómo comprobaron el estrés en el embarazo

Para llevar a cabo su estudio, los científicos contaron con la participación de 213 madres británicas de nivel socioeconómico bajo y niños de entre dos y doce años. El equipo investigador evaluó el nivel de estrés del embarazo de estas madres de forma retrospectiva, preguntándoles si experimentaron algún evento traumático durante la gestación.

En concreto, para cada factor estresante las madres debían clasificar de uno a diez cómo de grave fue. A las participantes se les preguntó por la muerte de un familiar o amigo, cambios o dificultades en su relación, problemas legales, dificultades en su vida familiar, salud problemas, cambios o dificultades en su empleo o el de su cónyuge, problemas financieros o cambios en sus hábitos.

Después, los científicos examinaron cómo de saludable era la dieta de los hijos de cada participante, así como sus preferencias por los cinco sabores básicos: agrio, salado, umami, amargo y dulce. Los resultados obtenidos dieron "una asociación negativa considerable entre la exposición al estrés en el útero y la salubridad de las preferencias alimentarias y la dieta del niño".

Es decir, que la exposición al estrés estando en el útero se relaciona con el gusto del niño en el futuro por los alimentos ácidos y amargos y, en un futuro, con problemas relacionados con la obesidad. Sin embargo, este efecto no parecía relacionarse con la propia dieta de la madre durante el embarazo ni después del parto.

Cómo se podría prevenir

En cuanto a las razones, Belot alude que "es posible que las madres embarazadas de entornos socioeconómicos bajos no tengan un lugar de trabajo estable que ofrezca maravillosos programas de bienestar y salud mental". Por tanto, ella y su equipo abogan por programas comunitarios que ayuden a estas mujeres de bajos ingresos durante su embarazo.

"Eso significa que debemos pensar en cómo ayudar a las mujeres embarazadas a manejar el estrés de una manera que pueda ser beneficiosa para la madre y también para el niño", añade Belot. Además, sugiere realizar más investigaciones al respecto para comprender el origen del estrés materno y cómo se podría aminorar.

Asimismo, considera la atención prenatal y el asesoramiento previo a la concepción como elementos fundamentales para desarrollar estrategias preventivas en materia de salud pública.

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