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CUESTIÓN DE GENÉTICA
En España un 39 % de los menores de 12 años tienen sobrepeso y un 16 % son obesos, según cifras oficiales.
Uno de los grandes debates de científicos expertos en salud, endocrinólogos, nutricionistas y médicos en general es si la obesidad debe considerarse una enfermedad. La controversia es muy importante ya que de considerarse como tal el sistema sanitario debería dar atención médica y subvencionar fármacos y técnicas para su tratamiento.
Lo que sí está claro es que la Organización Mundial de la Salud la considera como "epidemia global del siglo XXI" y constituye una puerta de entrada a importantes problemas de salud, como por ejemplo la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y hasta diferentes tipos de cáncer o trastornos respiratorios. Y esto afecta de un modo determinante a los menores.
En obesidad infantil, España es el tercer país europeo con mayor prevalencia de sobrepeso y el cuarto en obesidad, de acuerdo con un informe de la Iniciativa de Vigilancia de la Obesidad Infantil (COSI, por sus siglas en inglés). El estudio ha analizado los hábitos de un total de 411.000 menores de 6 a 9 años. Los resultados muestran que España, con un 39 % de sobrepeso y un 16 % de obesidad, está por encima de la media europea (29 y 2 % respectivamente).
En términos económicos, los costes sanitarios de la obesidad en España ascienden a más de 25.000 millones de euros y crecerán un 211 % hasta el año 2060, según un análisis realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La importancia de la educación y la alimentación son formas la obesidad infantil, al igual que la investigación científica. De acuerdo con un reciente estudiopublicado en 'The Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism' señala una conclusión que puede aportar nueva e importante información. Y también dará mucho que hablar: la obesidad, concluyen los autores, podría pasarse de madres a hijas.
El equipo de científicos, liderados por Rebecca J. Moon de la Universdad de Southampton, midieron el índice de grasa corporal (IMC) y el músculo en 240 niños y niñas y en sus progenitores. A los menores se les midió en tres oportunidades: a los 4, a los 6 y a los 8 años, mientras que sus padres y madres habían sido controlados cuando tenían 9 años aproximadamente. Utilizaron estos datos para determinar si existía una relación entre el IMC, la cantidad de grasa y músculo en los niños y niñas y en sus progenitores.
Lo que descubrió el equipo de Moon, fue que las niñas tenían un IMC y una masa grasa similares a los de sus madres, lo que sugiere que las niñas nacidas de madres que tienen obesidad o tienen una masa grasa alta tienen un alto riesgo de desarrollar también obesidad o sobrepeso. Los investigadores no encontraron la misma asociación entre los niños y sus madres o entre las niñas o los niños y sus padres.
De acuerdo con los autores, si bien la genética y otros factores, como la dieta y los niveles de actividad, podrían afectar las correlaciones de la composición corporal
entre padres e hijos, el hecho de que haya poca asociación entre las cifras de padres e hijos en comparación con las madres sugiere que el entorno durante el embarazo juega un papel en el riesgo de obesidad en la edad adulta.
"Estos hallazgos resaltan que las niñas nacidas de madres obesas o con grandes cantidades de grasa corporal pueden correr un mayor riesgo de acumular un exceso de grasa corporal – dijo Rebecca J. Moon, líder del estudio en un comunicado– . Se necesitan más estudios para comprender por qué sucede esto, pero nuestros hallazgos sugieren que los enfoques para abordar el peso y la composición corporal deben comenzar muy temprano en la vida, particularmente en niñas nacidas de madres con obesidad y sobrepeso".