NUEVO ESTUDIO

Señalan una relación entre el peso y la salud mental en la infancia y la adolescencia

Un nuevo estudio detecta un rendimiento cognitivo más bajo y mayores síntomas de depresión en los casos de aumento de peso en estas edades.

Niño comiendo una hamburguesa, alimento típico en la dieta americanaSinc

Las cifras son muy similares a nivel de la mayoría de los países occidentales. En Estados Unidos, la prevalencia de la obesidad infantil se ha triplicado en los últimos 30 años y actualmente más del 35% de los niños tienen sobrepeso o son obesos. En la Unión Europea las cifras se sitúan en un 30%, según datos de la Organización Mundial de la Salud que analizó 33 países. Si vamos a los números específicos de España, un 40% de los menores (entre 7 y 9 años) tienen obesidad o sobrepeso.

En este contexto, la relación entre la obesidad y el deterioro cognitivo y la salud mental es importante, no solo por el envejecimiento de la población mundial, sino por la capacidad de prevención de cara al futuro. De hecho, son numerosos los estudios que han analizado la existencia de un vínculo entre la obesidad y la función cognitiva en términos tanto de los efectos inmediatos sobre el rendimiento cognitivo como de los efectos a medida que envejecemos.

Uno de ellos, publicado en Proceedings of The Nutrition Society, señala que "tanto las personas con bajo peso como las obesas tienen habilidades cognitivas reducidas comparadas con aquellas con un índice de masa corporal (IMC) normal. Descubrimos que un mayor porcentaje de hombres y mujeres con obesidad tenían peores calificaciones cognitivas. Esto subraya la importancia de incluir actividades físicas para reducir el peso corporal y mejorar el funcionamiento cognitivo, así como los problemas relacionados con la obesidad".

La obesidad, coinciden los expertos, es capaz de aumentar, por sí sola, la posibilidad de sufrir deterioro cognitivo en el futuro, según un estudio publicado en Clinical Epidemiology and Global Health.

Pero el deterioro cognitivo no es el único efecto a nivel mental que provoca la obesidad. La depresión y la obesidad son trastornos comunes que actualmente afectan la salud pública. Y a menudo se presentan simultáneamente y se "retroalimentan". "La asociación entre obesidad y depresión – explica un análisis publicado en Aging- es altamente compartida y tiende a exacerbar significativamente los síntomas metabólicos y depresivos relacionados. Sin embargo, el mecanismo neuronal bajo el control mutuo de la obesidad y la depresión es en gran medida inescrutable".

El problema es que, hasta ahora, muy pocos estudios habían analizado el vínculo entre obesidad y salud mental en la infancia y adolescencia, siempre se había hecho en adultos. En 2015 se publicó en European Child & Adolescent Psychiatry un análisis cuyas conclusiones señalaban que era poco probable que la obesidad infantil esté causalmente relacionada con el rendimiento cognitivo.

Pero desde entonces "ha llovido mucho" y un nuevo estudio contradice estas conclusiones. Publicado en la revista JAMA y liderado por expertos de la Universidad de Washington, señala que hay una clara relación entre la obesidad y un rendimiento cognitivo más bajo y una mayor psicopatología durante la infancia y a medida que los niños ingresaban a la adolescencia.

Para llegar a esta conclusión los autores contaron con 5.269 voluntarios, entre 9 y 11 años, a los que les realizaron un seguimiento a lo largo de dos años. Se analizó tanto el peso, como la actividad física, su salud mental y su desarrollo cognitivo. Lo interesante del análisis es que pone de manifiesto vínculos de ida y vuelta, entre obesidad y salud mental pero en la infancia y con proyecciones al futuro, algo que hasta ahora pocas veces se había hecho.

"Estos hallazgos – concluyen los autores - resaltan la importancia de la salud cognitiva y mental para el desarrollo de un peso saludable en los niños y sugieren que los médicos deberían controlar a los menores con sobrepeso u obesidad para detectar mayores problemas de depresión en el futuro".

Si bien las conclusiones parecen claras, los autores, liderados por Mary Katherine Ray, afirman que se necesitan más estudios que abarquen diferentes culturas (los datos se obtuvieron solo en Estados Unidos) y que se prolonguen en el tiempo para incluir etapas posteriores a la adolescencia.