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CONSTRUIDAS EN UN AFLUENTE
Un equipo de científicos ha detectado la presencia de un antiguo río en cuyas orillas se habrían construido la mayoría de las pirámides.
Las pirámides de Egipto son antiguas estructuras de mampostería ubicadas en Egipto. En total se conocen al menos 118 pirámides, de ellas unas 80 se encuentran dentro del Reino de Kush, ahora ubicado en el actual Sudán. De este modo, casi 40 pirámides aún son visibles en Egipto, aunque puede haber muchas más. Lo llamativo es que la mayoría de ellas, 31 para ser exactos, se encuentran en una región muy específica del país del Nilo.
De hecho, es precisamente este río una de "las semillas" de las pirámides. Dos años atrás, un estudio de la universidad francesa Aix-Marseille, demostró que los egipcios se ayudaron del agua del Nilo para construir las pirámides de Guiza. En concreto, crearon canales, cuencas y un puerto para mover los bloques de piedra. Pero hay más.
En el antiguo Egipto, el Nilo representaba el eje de su economía y también la clave de su supervivencia: en verano, los monzones provocaban la inundación de los tramos superiores de su recorrido y arrastraban materiales ricos en nutrientes a los terrenos cultivados de su cuenca determinando el ciclo de cultivos del resto del año. El problema fue que las lluvias cesaron debido a una erupción volcánica que alteró el clima según un estudio publicado en Nature Communications y la civilización egipcia comenzó su declive.
Ahora un nuevo estudio, publicado en Communications Earth & Environment, se ha centrado en las pirámides construidas a lo largo del Nilo. Y las conclusiones también hablan de la sequía. De acuerdo con los análisis realizados, es posible que 31 pirámides, incluido el complejo piramidal de Guiza, se hayan construido originalmente a lo largo de un afluente de 64 kilómetros de largo del río Nilo que hace mucho tiempo que está enterrado bajo tierras de cultivo y desierto. Esto explicaría por qué estas pirámides están concentradas en lo que ahora es una estrecha e inhóspita franja desértica.
Los campos de pirámides egipcias entre Giza y Lisht, construidos durante un período de casi 1.000 años que comenzó hace aproximadamente 4.700 años, ahora se encuentran en el borde del desierto occidental, parte del Sahara. La evidencia sedimentaria sugiere que el Nilo solía tener un caudal mucho mayor, y que el río se dividía en varios brazos en algunos lugares. Los autores del estudio, liderados por Eman Ghoneim, geomorfóloga de la Universidad de Carolina del Norte, estudiaron imágenes de satélite para encontrar la posible ubicación de un antiguo afluente del río que discurría a lo largo de los límites de la meseta del desierto occidental, muy cerca de los campos donde actualmente están las pirámides.
Luego utilizaron estudios geofísicos y núcleos de sedimentos para confirmar la presencia de sedimentos de ríos y antiguos canales debajo de la superficie terrestre moderna, lo que indica la presencia de este tributario desaparecido al que proponen llamar "Ahramat": pirámides en árabe. El equipo de Ghoneim sugiere que una mayor acumulación de arena arrastrada por el viento, relacionada con una gran sequía que comenzó hace aproximadamente 4.200 años, podría ser una de las razones de la migración del afluente hacia el este… y su eventual desaparición.
El descubrimiento puede explicar por qué todas estas pirámides se concentraron a lo largo de esta franja particular de lo que ahora es un desierto cerca de la antigua capital egipcia de Menfis: en aquellos tiempos la región habría sido fácilmente accesible a través del río. A esto hay que sumarle que el equipo de Ghoneim también descubrió que muchas de las pirámides tenían calzadas que terminaban en donde debían estar las orillas del desaparecido cauce del Ahramat, lo que, según ellos, es evidencia de que el río se usaba para transportar materiales de construcción.
Los hallazgos, señalan los autores en un comunicado, reiteran la importancia del Nilo como carretera y arteria cultural para los antiguos egipcios, y también resaltan cómo las diferentes culturas históricas se han visto históricamente afectadas por cambios en el medio ambiente. Con esto en mente proponen futuros estudios centrados en encontrar más afluentes extintos del Nilo, algo que podría ayudar a priorizar las excavaciones arqueológicas a lo largo de sus orillas y proteger el patrimonio cultural egipcio.