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CON DONALD TRUMP DE ESPECTADOR
En su quinto vuelo, SpaceX hizo historia con la maniobra de atrape de su Mechazilla. Esta vez no ha sido posible.
SpaceX finalizó la sexta prueba del Starship, el mayor cohete espacial jamás construido, con éxito, bajo la mirada atenta del consejero delegado de la empresa aeroespacial, Elon Musk y el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
El cohete, el más grande construido hasta la fecha, aterrizó sobre el océano Índico sobre las 0:00 hora peninsular española, una hora después de su lanzamiento desde Starbase, la base ubicada en Boca Chica, cerca a la frontera con México.
El Starship aterrizó intacto, a pesar de haber perdido parte del material protector que recubría al cohete durante el descenso.
A diferencia del quinto lanzamiento, en esta ocasión los ingenieros de SpaceX decidieron no intentar recuperar el cohete propulsor de la nave -conocido en inglés como Super Heavy- sino que lo dejaron caer sobre el golfo de México.
Los ingenieros de la compañía aún no han explicado por qué se dio esta diferencia entre este lanzamiento y el anterior, y en las imágenes transmitidas en vivo se observó como el propulsor cayó lentamente sobre el océano, provocando una nube de humo al tocar el agua.
En la quinta misión de prueba, efectuada el pasado 13 de octubre, el Super Heavy fue capturado en una plataforma, con la ayuda de una grúa llamada 'chopsticks' (palillos) para facilitar su descenso.
El Starship quiere convertirse en el primer servicio privado que llegue a la Luna y Marte y establezca presencias permanentes y colonias en esos planetas, una visión considerada viable por Musk.
De lograr las certificaciones de la NASA, Starship formará parte de la misión Artemis III, la primera en más de medio siglo que devolverá una tripulación a la superficie lunar y que está prevista para 2026.