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AUMENTO DE LOS CASOS
Dos variantes descendientes de Ómicron han empezado a destacar en el escenario global: Nimbus (NB.1.8.1) y Stratus (XFG).
Aunque su impacto es menor, el COVID no ha desaparecido. En las últimas semanas, organismos internacionales como la OMS han detectado un ligero repunte de casos en distintos países, con un aumento de la positividad en pruebas diagnósticas.
De momento, no se trata de una ola grave ni de un escenario que esté colapsando hospitales, gracias a la inmunidad acumulada por vacunas e infecciones previas. Sin embargo, dos variantes descendientes de Ómicron han empezado a destacar en el escenario global: Nimbus (NB.1.8.1) y Stratus (XFG).
La ronquera se está utilizando como un indicador clínico para sospechar la presencia de Stratus, junto a síntomas habituales como tos seca, garganta irritada, fiebre, fatiga, dolores musculares...
En cuanto a Nimbus, tener tos nueva o persistente, como tres episodios de tos en 24 horas o tos fuerte durante más de una hora, es signo de esta variante. Además, esta variante también está mostrando una mayor incidencia de problemas gastrointestinales (diarrea, náuseas y estreñimiento).
Ya sabemos que, además de los síntomas característicos de estas variantes, existen señales del COVID en general (fiebre, tos, mocos, dificultad para respirar...) que, a priori, no son alarmantes. Sin embargo, tal y como revela el medio Mirror, existen algunos síntomas por los que sí sería necesario buscar atención médica: