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CREACCIÓN DEL UNIVERSO
De acuerdo con un estudio científico el Sol en sus incios tenía anillos y esto habría evitado que nuestro planeta se convirtiera en una Super Tierra.
Había una vez, 4.500 millones de años atrás, unas ondas de energía que viajaron a través del espacio se unieron formando nubes de partículas. La gravedad hizo que colapsaran sobre sí mismas y luego comenzaran a girar. Este movimiento hizo que la nube se aplanara en un disco, como una tortita. En el centro, el material se agrupó para formar una protoestrella, así nació nuestra estrella, el Sol.
Pero parece que no siempre fue esa estrella redonda e inmaculada que dibujábamos en el cielo. De hecho, antes que existieran la Tierra y el resto de planetas de nuestro sistema solar, el Sol pudo haber tenido un perfil muy diferente: habría estado rodeado por anillos gigantes de polvo, similares a los de Saturno, según un nuevo estudio publicado Nature Astronomy.
¿Cambia algo la presencia de estos anillos? A simple vista pareciera que no, simplemente le suma una nueva dimensión a nuestros dibujos infantiles. Pero la realidad es que sí, cambia mucho. Más de lo que imaginamos. El estudio, liderado por Andre Izidoro, de la Universidad Rice, concluye que esos anillos de polvo pueden haber evitado que la Tierra se convirtiera en una super Tierra, un tipo de planeta que tiene aproximadamente el doble del tamaño de la Tierra y hasta 10 veces su masa. Estos gigantes rocosos son mucho más comunes de lo que se piensa: hasta la fecha se han descubierto 1.516 super Tierras de un total de más de 4.000 exoplanetas.
La existencia de tantos de estos gigantes ha despertado muchas preguntas entre los expertos. Por ejemplo: si si las súper-Tierras son súper-comunes, ¿por qué no tenemos una en el sistema solar? Para responder a esto, el equipo de Izidoro, creó un modelo de simulación de la formación de nuestro sistema solar.
Los resultados mostraron que ciertas regiones de gas y polvo de alta presión, habrían rodeado al Sol en sus primeros pasos. Estas áreas de alta presión probablemente habrían liberado grandes cantidades de gas vaporizado. De hecho, el estudio señala que probablemente hubo tres áreas distintas donde las partículas sólidas se vaporizaron en gas, llamadas líneas de sublimación (áreas en las que un sólido se transforma directamente en un gas, sin pasar por estado líquido). En la línea de sublimación más cercana al Sol, es decir en la zona más caliente, el silicato sólido se transformó en gas; en la línea media, el hielo se habría calentado lo suficiente como para convertirse en gas; y en la línea más lejana, el monóxido de carbono se convirtió en gas.
Las simulaciones mostraron que las partículas sólidas chocaron contra estas líneas y comenzaron a acumularse. “La presión acumuló partículas de polvo y surgieron los anillos”, explica Izidoro – en un comunicado –. Sin estos anillos, el Sol habría engullido rápidamente las partículas, sin dejar ninguna semilla para que crecieran los planetas”.
Con el tiempo, el gas y el polvo que rodeaban al Sol se enfriaron y las líneas de sublimación se acercaron poco a poco a la estrella. Este proceso permitió que el polvo se acumulara en planetesimales, o semillas de planetas del tamaño de un asteroide, que luego podrían unirse para formar planetas. La presión permitió regular la cantidad de material disponible para formar planetas en el sistema solar.
Así, según las simulaciones, el anillo más cercano al Sol formó los planetas del sistema solar interior: Mercurio, Venus, la Tierra y Marte. El anillo central finalmente se convertiría en los planetas del sistema solar exterior, mientras que el anillo exterior formaría los cometas, asteroides y otros cuerpos pequeños en el Cinturón de Kuiper, la región más allá de la órbita de Neptuno.
Pero hay una sorpresa más. El equipo de Izidoro descubrió que si simulaban la formación tardía del anillo central, hubiera sido posible la existencia de súper Tierras en el sistema solar. “Para cuando se produjo la presión, una gran cantidad de masa ya había invadido el sistema interno y estaba disponible para hacer supertierras – concluye Izidoro –. El momento en que se formó esa zona de presión en el anillo medio podría ser un aspecto clave en la formación del sistema solar como lo conocemos ahora”.
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