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CAMBIO CLIMÁTICO
Consumir una quinta parte menos de carne roja podría reducir la deforestación a la mitad, según un estudio de 'Nature'.
Que no estamos consiguiendo frenar el calentamiento global no es una novedad, pero, ¿cómo podemos contribuir a reducirlo? La revista Nature ha publicado un artículo que propone una solución: reemplazar la carne de res por otra microbiana o “artificial”.
En el marco de que el IPCC demandara medidas extremas para evitar el desastre climático, los hallazgos del equipo liderado por el investigador alemán Florian Humpenöder proponen que, si cada persona redujera su consumo de carne en un 20 %, la deforestación podría reducirse hasta la mitad y con ella las emisiones de carbono asociadas.
Ante este escenario, que se ha estimado de cara a los próximos 30 años, el equipo de Humpenöder plantea que las proteínas microbianas podrían suplir esta quinta parte del consumo de carne y reducir así en gran medida la huella ambiental.
Impacto positivo: deforestación, gases de efectos invernadero y uso de agua
El estudio de Nature, entre otras cosas, tiene en cuenta aspectos como el crecimiento de la población, la demanda de alimentos y factores socioeconómicos. Así, ha estimado cómo tiende a evolucionar en los próximos 30 años el consumo de carne y, por tanto, la producción de la misma.
Para 2050, si se redujera el 20 % del consumo de carne roja, la demanda mundial no aumentaría y, por tanto, no habría que ampliar las áreas de pastos y cultivos para la alimentación del ganado. Además, reducir la cría también impacta en la reducción de gases de efecto invernadero como el metano - que es más nocivo que el CO2 - y se necesitaría menos agua para uso agrícola.
En un escenario mucho menos probable, si se reemplazara el consumo de carne roja en un 50 %, la deforestación se reduciría hasta en un 80 %, y si el consumo de carne "artificial" aumentara hasta el 80%, la pérdida de bosques sería menor de un 10 %.
Investigaciones anteriores ya habían propuesto los sustitutivos de carne como una alternativa con efectos beneficios para el medio ambiente, pero nunca antes se había cuantificado el impacto medioambiental de este reemplazo.
Para 2050, con la tendencia actual, la tasa anual de deforestación se duplicaría a nivel mundial y también aumentaría las emisiones de metano y el uso del agua para agricultura y para mantener al ganado.
Proteínas microbianas: ¿algo nuevo?
La realidad es que hay varias alternativas al consumo de carne de res, entre ellas, la carne vegana - hecha a base de plantas - o la cultivada en laboratorio. Por su parte, la carne microbiana no es algo nuevo. Es más, la primera vez que se presentó fue en la década de los 80 en Reino Unido de la mano de la marca Quorn. Hoy en día, este sustitutivo está disponible en muchos países y se puede encontrar en las superficies comerciales desde hace varias décadas.
El proceso tampoco es algo nuevo o disparatado, pues este cultivo de células microbianas o de hongos se hace en recipientes de acero inoxidable y experimenta un proceso de fermentación, al igual que lo hace el vino o la cerveza.
Por otro lado, estas células también requieren de campos de cultivo, pues las células necesitan de glucosa y esta proviene de la caña de azúcar o la remolacha. Sin embargo, la cantidad de terreno necesario es mucho menor que la que supone la cría de carne roja.
Este modelo podría ayudar a solventar la situación crítica que afronta el mundo y también podría contribuir a alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, pero esto por sí solo, tal y como apunta Humpenöder, no resolverá la crisis climática.
Soluciones hay, pero la pregunta ahora es: ¿estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos alimentarios en pos de frenar el impacto climático?
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