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Las plantas pueden ser mucho más inteligentes de lo que imaginamos: escuchan, aprenden, tienen memoria y se comunican entre sí. Así lo demuestran varios estudios.
A menudo se percibe a las plantas como seres pasivos, anclados en su lugar sin mostrar signos de actividad. Sin embargo, una mirada más cercana revela un mundo de inteligencia y sensibilidad que permite a estos organismos no solo sobrevivir, sino prosperar en condiciones extremas.
La existencia de inteligencia en las plantas, es un área de investigación y debate en la ciencia, y es que aunque las plantas no tienen cerebro ni sistema nervioso como los animales, muestran comportamientos complejos que podrían ser interpretados como una forma de inteligencia.Según un estudio de la Barcelona School of Management , las plantas tienen la capacidad de resolver problemas, dado que al estar situadas en el mismo sitio durante toda su vida, gracias a su inteligencia, aprenden a adaptarse al medio para sobrevivir. Además, según este estudio, al contrario de lo que podría pensarse, las plantas poseen múltiples sentidos, muchos de los cuales van más allá de los cinco sentidos humanos.
Uno de los sentidos más evidentes en las plantas es la vista, aunque no tienen ojos como los animales. A través de la captación de la luz, pueden determinar la época del año y ajustarse en consecuencia. Por ejemplo, la floración en primavera es una respuesta a la variación en las horas de luz. Además, poseen un sentido del olfatocapaz de detectar químicos en el aire, como señales de alerta de otras plantas ante la presencia de herbívoros.
El sentido del tacto también está presente en el reino vegetal. Las plantas pueden sentir la gravedad, la radiación, la salinidad y las vibraciones, mostrando una sensibilidad impresionante a su entorno.
Por otra parte, un estudio del equipo de investigación de Mancuso, en la Universidad de Florencia, demostró que las plantas son capaces de memorizar, de aprender y de comunicarse. El destacado científico en neurobiología vegetal demostró que la Mimosa púdica puede aprender a diferenciar entre estímulos peligrosos e inofensivos. Tras dejar caer repetidamente la maceta que contenía la planta, esta dejó de cerrar sus hojas, diferenciando entre una caída no peligrosa y el contacto directo. Este aprendizaje y memoria persistieron incluso después de dos meses, indicando una notable capacidad cognitiva.
Además, según el científico italiano, las plantas tienen ciclos de actividad y descanso, comparables al sueño en los humanos. Durante su fase de descanso, pierden sensibilidad al entorno y pueden cerrar sus hojas. Curiosamente, este ciclo se acorta con la edad, un fenómeno similar al envejecimiento en humanos.
Sin embargo, otros estudios argumentan que no puede llamarse inteligencia a este hecho, dado que las plantas carecen de estructuras neurológicas, sino que se tratan de respuestas adaptativas al entorno.
Las plantas, a menudo subestimadas, son seres excepcionales con una percepción y adaptabilidad que rivalizan con la de los animales. La próxima vez que pases por un bosque o jardín, detente a reflexionar sobre las asombrosas capacidades de estos silenciosos guardianes de la Tierra. Con su compleja interacción con el entorno, las plantas demuestran ser muchos más que simples decoraciones verdes; son ingeniosas maestras de la supervivencia y la adaptación.