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SEGÚN UN EXPERTO DE HARVARD
Según un profesor de prevención del cáncer, algunos objetos de uso común han levantado preocupaciones en los últimos años.
El cáncer es un conjunto de enfermedades relacionadas en las que se observa un proceso descontrolado en la división de las células del cuerpo. Este año, el cáncer ha desbancado a las enfermedades cardiovasculares como la primera causa de muerte en España.
Constantemente, los expertos no dejan de investigar esta patología identificando elementos a nuestro alrededor que podrían incrementar las probabilidades de desarrollar cáncer. Hace unos meses, Timothy Rebbeck, profesor de prevención del cáncer, del Instituto del Cáncer Dana-Farber afiliado a la Universidad de Harvard, explicó en una entrevista cuáles son algunos objetos de uso común que han levantado preocupaciones y la evidencia que hay detrás de cada uno de ellos.
Algunas ollas, sartenes y otros utensilios de cocina están recubiertos con un químico sintético llamado politetrafluoroetileno, comúnmente conocido como teflón y uno de un grupo de químicos relacionados conocidos como sustancias perfluoroalquilo y polifluoroalquilo, o PFAS.
Los PFAS se pueden encontrar en niveles muy bajos en la sangre de casi todas las personas en todo el mundo. Las investigaciones que examinan las tasas de cáncer en personas que viven cerca o trabajan en plantas químicas relacionadas con los PFAS, así como en la población general, sugieren un vínculo entre la exposición a los PFAS y ciertos tipos de cáncer.
Rebbeck asegura que precisamente por su cualidad antiadherente, en su forma sólida estos productos no resultan muy reactivos y no causan daño genético (desencadenante del cáncer), por lo que la evidencia de que los productos de cocina antiadherentes puedan aumentar el riesgo de cáncer es en todo caso escasa.
Algunos fabricantes de colchones añaden retardantes de llama para evitar que se quemen o para retardar la propagación del fuego. Esto puede significar que el colchón en el que duermes todas las noches está recubierto de esos químicos.
Ciertos retardantes de llama contienen sustancias químicas conocidas como compuestos orgánicos volátiles (COV), lo que significa que pueden transmitirse por el aire. Algunas investigaciones sugieren que estos retardantes de llama pueden interferir con los niveles hormonales y pueden estar asociados con el cáncer.
Algunos limpiadores del hogar, jabones para platos y detergentes contienen sustancias químicas conocidas como disruptores endocrinos, que interfieren en las hormonas humanas y en los procesos reproductivos y biológicos que estas regulan.
Según un estudio publicado en 2022 en la revista Indoor Air, el uso de productos de limpieza para el hogar puede exponernos a compuestos orgánicos volátiles (COV) potencialmente peligrosos. Algunos COV, como el benceno y el formaldehído, se han relacionado con el cáncer. Además, otro estudio publicado en 2023 por el Journal of Exposure Science and Environmental Epidemiology sugirió que la exposición a ciertas sustancias químicas disruptoras endocrinas puede contribuir a los cánceres de mama, ovarios, piel y útero.
Finalmente, algunos cosméticos, productos del cuidado de la piel, tintes de pelo, desodorantes y demás productos de higiene y cuidado personal contienen parabenos, formaldehído, tintes derivados del carbón y más.
Lo cierto es que hay escasas investigaciones que examinen los efectos a largo plazo de la mayoría de los cosméticos sobre la salud, por lo que hay poca evidencia que sugiera que su uso aumenta el riesgo de cáncer.
El consejo de Rebbeck para prevenir el cáncer es simple: buscar alternativas. "Hay muchas cosas que usted puede hacer para reducir su riesgo de cáncer que son realmente significativas, mensurables y de gran alcance: dejar de fumar, no beber alcohol, hacer ejercicio y mantener un peso saludable", concluye.