Pruebas de autodiagnóstico de COVID-19: paso a paso para realizarlas correctamente
Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
ESTUDIOS SOBRE EFICACIA
Los primeros datos sobre el funcionamiento de las vacunas contra la covid-19 en países como Israel y Reino Unido, donde se han administrado rápidamente, sugieren que son altamente efectivas en prevenir que las personas presenten casos graves, sean hospitalizadas o mueran por la enfermedad.
Sin embargo, todavía no está tan clara su capacidad para evitar los contagios y las infecciones leves. Según apuntan los expertos, es muy probable que el tipo de inmunidad que crean tenga más efecto en los cuadros graves que en los más tenues.
Las fases de infección del virus
Tras el contagio, el SARS-CoV-2 comienza normalmente a extenderse por las mucosas, es decir, la superficie de la nariz y de la garganta. En este punto, el afectado puede no presentar ningún síntoma o tener signos leves, como tos o pérdida del olfato o el gusto. En algunas personas, el virus puede avanzar hacia los pulmones y causar daños incluso en otros órganos, provocando una infección generalizada o sistémica.
El riesgo de transmitir el patógeno es más alto durante las primeras etapas de la infección. Y el tipo de respuesta de las defensas del organismo también cambia según las fases. Dependiendo de si la infección se concentra en las mucosas o se ha vuelto sistémica, el cuerpo enviará un tipo u otro de células inmunitarias.
Por eso, si el tipo de inmunización que generan las vacunas es como la producida en los estados avanzados de la enfermedad, serán capaces de frenar el avance del virus y evitar las consecuencias más graves. Pero es difícil que puedan ser efectivas en infecciones de las mucosas, ya que necesitarían inducir una clase de anticuerpos distintos.
Muchas personas que contraen el SARS-CoV-2 se quedan en las primeras etapas. Si las vacunas no pueden generar inmunidad en estas fases tempranas, cuando el virus se encuentra en la nariz y la garganta, serían menos eficaces en estos individuos, que podrían seguir transmitiendo la enfermedad.
Existen ya propuestas para desarrollar vacunas que sean efectivas contra el virus en las mucosas, pero, desgraciadamente, la inmunidad que inducen duraría relativamente poco y habría que repetirlas a menudo.
¿Qué se ha observado hasta ahora?
Aún no se sabe exactamente si existen diferencias en la respuesta inmunitaria contra la covid-19 según la fase de la enfermedad. No obstante, investigaciones preliminares sugieren que algunas personas pueden sufrir reinfecciones después de un mes y medio. El hecho de que estas tiendan a ser asintomáticas o leves sugiere que el virus se queda en esta segunda visita solo en las mucosas y que estos individuos habrían desarrollado suficiente inmunidad frente al ataque sistémico del virus, pero no frente a su colonización de la nariz y la garganta.
Tampoco se conoce todavía con precisión el efecto de las vacunas en las infecciones. Algunos datos aportados por estudios todavía pendientes de revisión sugieren que la de Oxford disminuye los contagios en un 67%, mientras que frena la enfermedad en un 82% de los casos. En el caso de la de Pfizer, las cifras publicadas hasta el momento rondan el 92% de protección contra las infecciones, pero podrían ser demasiado optimistas.
Hacen falta más investigaciones robustas para conocer con exactitud la efectividad de las vacunas frente a los casos más leves y las infecciones. Sin embargo, esto no les resta importancia. El hecho de que funcionen tan bien para evitar las peores consecuencias de la covid-19 ya es un logro que salvará muchas vidas.