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iPhone X: un éxito con regusto agridulce
Los 77,3 millones de iPhone vendidos en el último trimestre de 2017 son un ligero descenso del 1%- respecto al mismo período del año anterior. Pero, como decíamos, con un buen matiz para Apple: el precio de venta promedio sube hasta los 796 dólares, una subida de más de 100 dólares en un año.
¿El culpable de esto? El propio iPhone X: es el iPhone más vendido en cada semana desde que se puso a la venta, ahuyentando los fantasmas que auguraban un mejor desempeño del iPhone 8 e incluso del 7.
Esto, unido a otros factores como el crecimiento de ventas de la gama Beats, los Apple Watch o los auriculares AirPods, se traduce en un récord de beneficios: 20.100 millones de dólares, la mejor cifra de Apple en un solo trimestre de la historia.
Perros nuevos, trucos viejos
El sabor agridulce para Apple llega porque pese a que sus beneficios son de récord (Tim Cook ha asegurado que se han superado las expectativas de la propia compañía), las ventas de iPhone son peores que las de un año atrás. En otras palabras: Apple vende menos iPhone, aunque ahora son más caros y dejan más dinero en la casa.
Hay otro factor interesante: el dinero que un usuario de iPhone proporciona a Apple no se limita al de la compra, sino que cada vez hay más dinero que pasa del cliente a la empresa, también después de comprar el iPhone. Es lo que indica el avance enorme de la división “servicios”. ¿Qué incluye esta división? Entre otras: Apple Pay, App Store, iCloud, iBooks, iTunes Store y Apple Music.
Esta plataforma que gira alrededor del ecosistema Apple es cada vez más suculenta para los ingresos de la compañía. Uno de cada diez dólares que entran en la caja de la empresa provienen de este negocio musical. En cifras, 240 millones de suscriptores de pago que dejan un reguero de dólares mes tras mes. Hace un año esta cifra era 30 millones menor.
Mientras tanto, Apple sigue perfilando su estrategia con los iPhone de 2018. De momento sigue cobrando fuerza la hipótesis de dos nuevos tamaños con el formato del X. Todo con tal de ahuyentar el temor de que el iPhone haya llegado a su techo. Es eso o potenciar la vida post-iPhone: la era del Apple Watch.