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NO ES AMOR, ES OBSESIÓN
Un diseñador ha creado un objeto para ayudar a superar la adicción a los teléfonos inteligentes.
La adicción a estar pendiente constantemente de los teléfonos y la ansiedad que nos puede provocar no tener acceso a las notificaciones durante un tiempo es más habitual que lo que creemos.
Los smartphones nos han cambiado nuestros patrones de comportamiento y la temida sensación de perderse algo (‘fear of missing out’) se está tratando en centros especializados y su incidencia en nuestra atención y aprendizaje se ha analizado en varios estudios.
La adicción probablemente no nos dejara escenas como las de exfumadores utilizando chicles de nicotina o cigarros electrónicos, pero el diseñador Klemens Schillinger ha creado cinco modelos sustitutivos para los que no puedan dejar de utilizar el dedo y necesiten calmar el mono.
Las funciones digitales han sido sustituidas por cuentas de piedra para ayudar a los yonquis del teléfono a manejar los síntomas de abstinencia, y que las bolitas ayuden a proporcionar estimulación física como sustitutas del teléfono.
Estos falsos teléfonos imitan los distintos movimientos utilizados para los terminales que utilizamos habitualmente, como desplazamiento, deslizamiento y hasta el zoom. Esto puede ser interesante para los que no pueden parar de desbloquear el teléfono continuamente: es algo que hacemos entre un centenar y doscientas veces al día (la app Checky te lleva la cuenta, por si tienes curiosidad).
Ya sea en el trabajo o tomando algo con unos amigos o en medio de un concierto, la necesidad de revisar si tenemos mensajes, correos o notificaciones en redes sociales es algo cada vez más acuciante. Así que si queremos desengancharnos este diseño puede realizar las mismas funciones relajantes que una pelota antiestrés en la oficina.
Cuenta Schillinger que se inspiró en Umberto Eco, que cuando quería dejar de fumar en pipa la sustituyó por un palo de madera. No había nicotina, pero sí una estimulación física.
No es el primer artilugio que presenta el diseñador, ya que también creó una lámpara de mesa que sólo se enciende introduciendo el teléfono en una cajita colocada en su base. Toda una apuesta por la vida offline y la desconexión.