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CÁMARAS CON INTELIGENCIA ARTIFICIAL CONTROLARÁN MÁS QUE TU VELOCIDAD
Estás al volante y tu móvil se rebulle con una notificación. Ese pitido, esa vibración… Seguro que es ese WhatsApp que estás esperando o, más intrigante aún, ¿de quién será el mensaje si no estás esperando nada? No lo debes mirar pero lo haces por qué total. Pues ahora ya tienes un motivo más para hacer bien las cosas.
La inteligencia artificial lleva décadas con nosotros, pero en los últimos años su empleo se está acentuando y sus aplicaciones afinan cada vez más. Uno de los dispositivos, entre muchos, que se están aderezando con esta tecnología son las cámaras de vídeo.
Hasta ahora una cámara de vídeo registraba imágenes y su utilidad dependía exclusivamente de la calidad a la que grabara. Cuando mayor fuera la resolución más detalle se obtenía, lo que facilitaba las cosas a la hora de encontrar objetos –como un coche robado– o personas. Ahora estamos a punto de saltar a otro nivel. Ya existen cámaras inteligentes que procesan las imágenes ellas mismas, identificando objetos y situaciones.
Este tipo de cámaras son capaces de identificar a un conductor cuando se encuentra al volante y va escribiendo por el móvil. Llegan a ese nivel de detalle y, sobre todo, no tienen que enviar las grabaciones a un servidor externo para que las analice. Las propias cámaras cuentan con un chip capaz de llevar a cabo este tipo de análisis.
Escribir por el móvil mientras conduces distrae y mucho. Y es susceptible de una sanción, pero claro, no es fácil que te descubran infraganti. Con estas nuevas cámaras la cosa cambia. Y detectar a un conductor que va escribiendo por el móvil solo es una de las tareas para las que se pueden emplear estos dispositivos. Si a un vehículo buscado por la policía se le cambia la matrícula las nuevas cámaras podrán saber que lo tienen delante de sus sensores si otros muchos aspectos coinciden con la descripción, como el color, el modelo y, por ejemplo, una abolladura en el lateral.
La clave de estas cámaras es responsabilidad de la empresa Movidius, que ha diseñado unos chips capaces de llevar a cabo tareas pesadas de inteligencia artificial. En concreto la rama de esta tecnología en la que se mueven los chips es la visión artificial, dentro del campo llamado ‘deep learning’.
La compañía ha llamado a su chip VPU, siglas que sostienen el concepto ‘vision processing unit’, asociándolo con la CPU (unidad de procesamiento central) y la GPU (unidad de procesamiento gráfico) de los ordenadores y, en general, de cualquier dispositivo informático, incluidos los smartphones.
La ventaja de estos chips VPU es que Movidius los ha optimizado al máximo para que puedan funcionar sin tirar de muchos recursos. De hecho estos chips ya se han integrado en proyectos comerciales como la iniciativa de mapeo en 3D de Google, Project Tango, y también sirven para la funcionalidad de evasión de objetos del dron Phantom 4, de DJI.
La compañía que ha integrado estos chips en sensores fotográficos es Hikvision, que vende cámaras de seguridad conectadas a Internet. El procesamiento de la imagen se hace en la cámara, con lo que hace falta transmitir muy poca información al servidor. Solo las grabaciones en las que se detecte una alerta se envían a un centro externo para un análisis más en detalle.
Las cámaras no solo tienen mayor capacidad para identificar objetos sino que evitan los falsos positivos. Una cámara que tiene como misión detectar el movimiento se puede confundir entre un coche y un arbusto moviéndose, enviando las dos imágenes para su análisis. Los nuevos sensores saben diferenciar que el coche es realmente algo que importa, mientras que el movimiento de los arbustos no interesa.
Las cámaras ya están listas para que se usen en el ámbito comercial. Aunque esto no quiere decir que la DGT las haya comprado. La tecnología primero en Estados Unidos, como siempre. Luego ya se verá.