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ROBOTS DE CUATRO RUEDAS POR CUATRO PERRAS

El coche autónomo 'low cost' que funciona con un puñado de cámaras de 50 euros

AutoX, una empresa fundada por un exprofesor de la prestigiosa Universidad de Princeton, está logrando resultados similares en conducción autónoma a los que consiguen Google o Uber, aunque con una diferencia importante: no tiene que gastarse miles de euros en el ‘hardware’ para la visión artificial porque lo hace todo con cámaras baratas.

El coche de AutoX circulando con sus cámaras ‘low cost’ sobre el capóAutoX

Se llama Jianxiong Xiao, pero sus alumnos de la Universidad de Princeton, una de las más prestigiosas del mundo (está entre las ocho de la 'Ivy League'), le llamaban ‘Profesor X’ porque su nombre es tan impronunciable que ha tenido que enlazar a la pronunciación desde su web personal. Además, así suena misterioso y tiene mucho más gancho.

Cualquier truco al que pueda recurrir para darse a conocer le vendrá bien, pues el año pasado decidió dejar su cómodo trabajo académico (era el director del laboratorio de Visión Artificial y Robótica de la institución) y aventurarse a fundar su propia empresa, AutoX. Con su experiencia en el área, sus contactos y sus buenas ideas estaba convencido de que podía revolucionar la floreciente industria de los coches sin conductor.

Su objetivo es “democratizar” estos vehículos y “hacer la conducción autónoma accesible a cualquiera”, asegura. Para ello, ha decidido prescindir de los carísimos sistemas y sensores que incorporan los robots de cuatro ruedas de los gigantes del sector (Google, Uber, Tesla…) y cambiarlos por un puñado de cámaras de menos de 50 euros que compró en una tienda de electrónica.

Las cámaras baratas que utiliza AutoX en sus vehículos | AutoX

La inspiración le vino de su propia infancia. El ahora renombrado ingeniero fue un niño pobre que creció en una pequeña localidad china y que, como él mismo ha contado, no pudo ver el mar hasta que tuvo 18 años, pese a que estaba a solo 30 kilómetros de su casa. La cosa es que dependía de sus padres le llevaran, algo que jamás sucedió.

De cara al futuro, como no quiere que otros adolescentes sin recursos pasen por lo mismo, espera hacer posible que los coches sin conductor se conviertan en un transporte asequible y al alcance también de los menores. “El coche autónomo no debería ser un lujo”, repite por activa y por pasiva en sus alocuciones.

Además, considera que los vehículos autoconducidos del mañana beneficiarán a la sociedad de otra muchas maneras, desde reducir el tráfico hasta ofrecer a las personas con alguna discapacidad una mayor autonomía.

Por eso su coche sin conductor no tiene un sensor LIDAR giratorio sobre el techo. Tampoco cámaras sofisticadas y extremadamente costosas como las que fabrica Mobileye, una empresa que Intel adquirió recientemente por la friolera de 15.300 millones de dólares (unos 14.300 millones de euros). Los sensores de ultrasonidos y el GPS diferencial, también comunes en la mayoría de robots sobre ruedas, también se los ahorra. El coche de AutoX sólo necesita un puñado de cámaras baratas (colocadas estratégicamente para permitir al vehículo ver en 360º) y el potencialmente revolucionario ‘software’ de inteligencia artificial desarrollado por Jianxiong y sus compañeros. Con eso ya puede conducirse sin ayuda humana.

La clave, precisamente, está en el ‘software’. A diferencia de empresas como Mobileye, que sólo fabrica las cámaras, AutoX nació con la intención de diseñar un auténtico 'cerebro' para el coche autónomo: además de la visión, el procesamiento, la toma de decisiones y el pilotaje. Y, como se observa en el vídeo de demostración, ya es capaz de zafarse con cierto éxito de noche, con nubes, lloviendo y en otras circunstancias de escasa visibilidad que incluso a los modelos más caros de los gigantes todavía se les atragantan.

En lo que sí se parece a Mobileye (o a la tan polémica Otto, que Uber adquirió por 680 millones de dólares, casi 640 millones de euros) es en sus planes de negocio, pues el objetivo de Xiao no es competir con Google, Uber, Tesla o las automovilísticas tradicionales, sino convertirse en uno de sus proveedores. O eso o, quién sabe, obtener un sustancioso cheque a cambio de la empresa, ya veremos.

En cualquier caso, la compañía que lidera Jianxiong Xiao ya tiene permiso de las autoridades californianas para probar sus coches en entornos reales, de forma que podrá perfeccionar el sistema para incorporarlo tarde o temprano a una auténtica flota de vehículos autónomos, está por ver de quién.

El coche de AutoX funcionando en diferentes condiciones de visibilidad | AutoX

Parte de esa mejora pasa por incorporar tecnología más avanzada (sin ir más lejos, el citado LIDAR), algo que AutoX pretende hacer cuando se vaya abaratando. De momento, prefieren mantenerse ‘low cost’ y no afrontar el problema de la conducción autónoma como lo hacen los gigantes: enterrándolo bajo una pila de billetes.

Y te preguntarás, ¿por qué Xiao puede hacerlo con cámaras de 50 euros y el resto necesitan sensores increíblemente caros? ¿Qué va a impedir que Google, Uber o Tesla le pasen por encima? La clave, según el fundador de AutoX, está en su trayectoria: su pasado como director del laboratorio de Visión Artificial y Robótica de la Universidad de Princeton le ha permitido fichar a los mejores profesionales del ámbito académico (los conoce desde hace años), mientras las tecnológicas sufren para encontrar ingenieros capacitados.

Esto le ha permitido pasar de un concepto a un prototipo en sólo seis meses, llegando a alcanzar con cámaras de 50 euros un punto de sofisticación muy cercano al de competidores con años de trabajo a sus espaldas y presupuestos multimillonarios.

Todo un logro que hubiera sido imposible sin el pedigrí del ‘Profesor X’ y sus compañeros de aventura, unos 20 ingenieros, la mayoría de ellos doctorados en Visión Artificial, que han pasado por empresas como Apple, Magic Leap o Microsoft antes de recalar en AutoX.

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