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IMAGINA QUE TU PEDIDO ACABA DE ATERRIZAR EN EL BALCÓN
Una patente del gigante del comercio electrónico parece dar respuesta a uno de los interrogantes de la entrega a domicilio con drones: ¿cómo llevarán los pedidos a una casa sin patio ni jardín?
Si evalúas los avances tecnológicos con un mínimo de sano escepticismo, los planes de Amazon y otras compañías que pretenden que una flota de drones entregue los paquetes del futuro te habrán hecho alzar la ceja por más de una razón. Dejando a un lado los posibles sabotajes, que serán una de las mayores preocupaciones, hay algo que cuesta imaginarse: ¿cómo pretenden que el robot volador lleve su carga hasta una casa normal (sin patio) en un sencillo bloque de viviendas?
Cuando el gigante del comercio electrónico llevó a cabo su primer ensayo en Inglaterra, la aeronave sin piloto aterrizó sobre un espacio abierto para entregar al cliente su pedido. Pero claro, este idílico escenario se repetirá muy poco si algún día estrenan el servicio en capitales urbanas, como las españolas Barcelona, Sevilla o Madrid. Conscientes de ello, los expertos de Amazon han trabajado en un sistema de reparto con drones algo más sofisticado.
Tal como describe una patente concedida a la firma de Jeff Bezos, una de las ideas que manejan para la entrega de paquetes pasa sencillamente porque el dron no aterrice. En lugar de eso, el repartidor flotante de Amazon lanzaría su carga desde el cielo para que se pose en tu balcón.
Obviamente, es algo más complejo que soltar la carga cuando pasa por encima de tu casa. Si lo hicieran así, el paquete describiría una trayectoria parabólica a causa de la propia aceleración del dron y la resistencia del aire. De esta forma, sería muy difícil predecir exactamente dónde va a caer... y tus vecinos no estarían muy contentos con el resultado.
Por eso lo que detalla el documento son precisamente “una serie de formas de aplicar una fuerza al paquete cuando es liberado por el dron”. Como el objetivo es evitar que describa la citada parábola, dicha fuerza ha de ser “igual y opuesta a la aceleración del dron para que la trayectoria de descenso del paquete resultante sea vertical”.
Son varias las maneras de aplicar la corrección que Amazon contempla, desde actuadores neumáticos o electroimanes hasta muelles o paracaídas. Además, la propia carga podría incorporar algún mecanismo para alterar su dirección en pleno vuelo, como alerones u otras superficies de control. De esta forma, el dron se encargaría de supervisar el descenso del paquete —mediante sensores— y podría transmitir órdenes por radiofrecuencia a dichos elementos cuando fuera necesario corregir la trayectoria.
Entre otras posibilidades, la patente menciona de manera explícita la posibilidad de alterar la dirección “para colar el paquete en un balcón de un bloque de pisos”. He ahí una posible respuesta a lo que parecía la pregunta del millón. Y no es la única, pues los de Seattle no están solos en su cruzada por llevar pedidos a lomos de robots voladores.
Los responsables de Otherlab, una startup con sede en San Francisco, también pretenden demostrar que eso de arrojar cajas desde el cielo sin motor es una buena idea. Las suyas, sin embargo, descenderán con algo más curioso que un paracaídas: tras dejar el dron convencional, otro más pequeño hecho de cartón y desechable se encargará de llevarlas planeando hasta su destino.
Con apoyo financiero de DARPA, el brazo investigador del Ejército estadounidense, este proyecto tiene la misión de hacer llegar medicinas, baterías o dispositivos de comunicación a lugares de difícil acceso o peligrosos.
Espera al dron sentado
Aunque gigantes como Amazon y marcas tan reconocidas como Domino’s (que también ha entregado su primera pizza voladora) están abanderando el reparto con drones, lo cierto es que la tecnología —y, sobre todo, las leyes— aún están muy lejos de permitir que una flota de robots con hélices te lleven los pedidos al balcón de casa.
Si Bezos y los suyos eligieron Reino Unido como su laboratorio de pruebas fue, precisamente, por la normativa. En Estados Unidos, como en España, las autoridades sólo permiten volar a los drones de pequeña envergadura dentro del alcance visual del operador, lo que los hace inviables (o, desde luego, poco prácticos) para la entrega a domicilio.
Así las cosas, al dron repartidor será mejor que lo esperemos sentados. La propia directora general de AESA, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, ha dicho que “no vamos a ver repartos con drones en el corto plazo, salvo que sea en poblaciones aisladas, como desiertos o zonas de alta montaña”. Amazon ya tiene solventado el tema técnico, pero la larga marcha de las leyes acaba de empezar.