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ASÍ DEBIÓ EMPEZAR 'WESTWORLD'
La compañía Abyss Creations, que produce muñecas de mujeres –y hombres– de aspecto real para fines sexuales, está experimentando con inteligencia artificial. Y ha creado una muñeca cuya cabeza hablará y reproducirá algunas expresiones faciales. Dicen que es sólo el principio.
En el poco conocido mundo de las muñecas sexuales, la marca RealDoll se lleva la palma en cuanto a perfección. Sus 'criaturas' de aspecto humano, con su expresión congelada, huesos de PVC y carne de silicona, son el iPhone de este mercado. Desde hace años son seres inanimados que amainan con plástico los anhelos carnales de aquellos con 5.000 dólares en el bolsillo para gastarse en onanismos premium.
Los modelos RealDoll son juguetes sexuales grandes, con una forma muy parecida a la de una persona. Hasta ahora su papel era pasivo, meros consoladores pertenecientes al género del realismo. Pero Abyss Creations, la compañía que fabrica RealDoll, se ha metido a explorar el campo de la inteligencia artificial para 'activarse'.
Los resultados de momento han sido una muñeca capaz de hablar en base a un programa de inteligencia artificial que aprende poco a poco del usuario. Y no sólo eso: el rostro de silicona también permite ciertas expresiones, como una sonrisa, al tiempo que parpadea –quizás la función más inquietantemente realista– y gira la cabeza a ambos lados.
El avance está basado en componentes de robótica incorporados a la cabeza de la muñeca, así como en inteligencia artificial. Esta última evolucionará alrededor de una aplicación que la compañía ha lanzado: Harmony AI. Con ella los usuarios pueden conversar con un sistema que irá aprendiendo poco a poco, tanto de sus gustos e intereses, a nivel particular, como las nociones básicas del lenguaje natural.
La idea es que el algoritmo de Harmony AI se nutra de las interacciones de los usuarios para aumentar su inteligencia. La aplicación se integrará en las nuevas muñecas parcialmente animadas, que tratarán de complacer al usuario memorizando aspectos de las conversaciones importantes para ellos.
En principio lo que se pondrá a la venta será la cabeza, con la inteligencia artificial incrustada en ella. Su precio estará en torno a los 10.000 dólares, a lo que hay que sumar el de la muñeca hinchable en sí. Han empezado por un modelo femenino, que es lo que al parecer demanda este mercado, pero su idea también es introducir el algoritmo en una versión masculina.
Es difícil no asociar este avance que entrecruza juguetería sexual y robótica con la ciencia ficción. El caso notorio más reciente quizá sea la serie 'Westworld', donde un mundo repleto de androides perfectamente indistinguibles de los seres humanos pasean vestidos de época en su propio universo para satisfacer los antojos los visitantes. estos sí humanos auténticos.