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NUEVO GADGET DE APPLE
No se sabe si es un éxito, pero no es un fracaso. No sirve para todo, pero cada vez hace mejor aquello para lo que sirve. Probamos la última versión del reloj de Apple para ver qué tal funciona.
Estamos acostumbrados a que los relojes duren años, muchos años, en algunos casos incluso toda una vida, sobre todo conforme más dinero pagamos por ellos. Y esa es una realidad a la que los fabricantes de smartwatches tienen que enfrentarse: cómo convencer al consumidor de que merece la pena desembolsar unos 400 euros cada uno, dos, tres, cuatro años. No mucho más en realidad.
Apple es, de momento, quien más se acerca a conseguir algo así entre una masa significativa. Aunque sigue sin dar cifras exactas de ventas de sus relojes en sus resultados financieros, las pequeñas aproximaciones que ha hecho en alguna ocasión o las estimaciones de los analistas las sitúan en, hasta la fecha, entre 30 y 35 millones de unidades vendidas.
No está claro si podemos hablar ya del Watch como un gran éxito, pero desde luego no podemos hacerlo como un fracaso. Al fin y al cabo, Apple ya se ha convertido en la mayor relojera del mundo por encima incluso de Rolex. El resto de tecnológicas ni siquiera están cerca.
En este contexto lanzó Apple la tercera generación de su Watch. ¿Qué trae realmente de nuevo? Tras unas impresiones iniciales, ya podemos hacernos una mejor idea.
En primer lugar, lo más destacado es una conectividad LTE, que no está disponible en España por cuestión de regulación. La versión que se vende en otros países sí integra en su corona una antena LTE que no requiere de SIM física: duplica la señal de nuestro iPhone para usar datos móviles y de voz incluso aunque tengamos el iPhone a kilómetros de distancia.
Más allá de eso, estamos frente a una interesante iteración. “Iteración” porque sus novedades se centran en un nuevo procesador que acelera mucho las tareas con el Watch. Es importante especialmente porque si en un smartphone ya requerimos inmediatez, en algo que tenemos en nuestra muñeca la velocidad es sagrada. Esperar dos o tres segundos de forma constante marca la diferencia entre animarse a seguir con él o desecharlo.
También la batería, que aguanta unas 48 horas, algo menos si hacemos deporte y lo registramos. Eso sí, es mejor idea cargarlo cada noche, o si queremos que nos monitorice el sueño (con aplicaciones como la fantástica AutoSleep), aprovechando ratos como el de la cena, la ducha o el desayuno...
Para quienes nunca han utilizado un Apple Watch, la duda puede estar en qué hace este reloj a día de hoy, de qué es capaz. Empezó su camino hace tres años queriendo hacer mucho y con el paso del tiempo el propio uso ha terminado marcando su especialización, que está en lo siguiente:
El deporte. Su uso más destacado y mejor pulido. Podemos registrar varios tipos de entrenamiento -carrera a pie, carrera en bici, nado en aguas abiertas, nado en piscina, bici estática, elíptica, remo, correr en cinta, caminar, o HIIT (entrenamiento por intervalos de alta intensidad)-. También hay un genérico “Otro” pensado para situaciones como un entrenamiento de fuerza en gimnasio.
La interfaz es simple, completa, eficaz y estética. Nos registra nuestras pulsaciones, momento del entrenamiento e incluso condiciones ambientales.
Lectura y respuesta rápida de notificaciones. Esto es un respiro para los propietarios de los iPhone Plus, que no tienen entre sus bondades la manejabilidad, sobre todo si vamos caminando por la calle o usando el transporte público.
El Watch ayuda a quitar muchas situaciones de consulta rápida, como cuando nos llega una notificación o queremos usar los controles de la música que suena. Menos veces que tenemos que sacar el iPhone del bolsillo o el bolso.
Las tareas rápidas con Siri. Como cuando le decimos “cuenta atrás diez minutos” mientras cocinamos, “añade ‘atún’ a la lista de la compra” o “envía a Carmen Lara el mensaje 'Estoy de camino' ”.
Presente y futuro
Durante estos años hemos visto cómo Amazon y eBay creaban apps para el Watch y las terminaban eliminando. Es parte de la madurez de una plataforma: el tiempo va descartando lo que no funciona en ellas. Y comprar objetos suele ser algo que requiere más tiempo y más detalle al verlos que lo que se atribuye a un reloj.
El Watch Series 3 es sin duda el mejor reloj inteligente del mercado, lo cual no quiere decir que ya sea algo universal y utilizable para cualquiera, como sí lo es un smartphone. Los relojes inteligentes están en un estado similar a como estaban los smartphones en 2008 o 2009: ya se les veía usos prometedores, pero aún no existía un WhatsApp ni un Instagram, Twitter estaba en pañales, Facebook aún no había llegado al grueso de la población y el vídeo en streaming no tenía listas las redes que tenemos ahora. Todo eso germinó y dio paso al estallido del smartphone, ahora inseparable para la inmensa mayoría de la sociedad.
Con el smartwatch seguramente pasará algo similar (que no 'igual', porque nada va a ser igual al smartphone en mucho tiempo): llegará un momento en el que se habrá optimizado su uso y sus enfoques, y sus ventas terminarán de explotar. Cada vez más gente le verá más utilidad, y si es para motivarse y hacer deporte, todavía mejor.
El camino es el adecuado: una buena base, modelos que no se quedan obsoletos al poco tiempo y una apuesta enorme por la personalización. Al fin y al cabo, un reloj tiene un componente de moda y estilo que si no se tiene en cuenta marca un futuro fracaso, como pasó con las pulseras cuantificadoras: su aspecto gomoso les vetó de cualquier uso en entornos formales.