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POR MUCHO QUE TE DIGAN LO CONTRARIO
A todos nos encantan los coches autónomos, así que siempre que podemos estamos pendientes de las últimas novedades que se vayan dando en torno a ellos.
Desde que Google empezó a presentar el suyo, el asunto ya nos atrapó, fuera quien fuera el fabricante: su puesta a punto, su primer lanzamiento en pruebas... y por desgracia, también acudimos a su primer accidente mortal, en este caso a bordo de un Tesla propiedad de alguien que nunca tuvo demasiado respeto por la seguridad.
En cualquier caso, y a pesar de nuestra devota fascinación, tenemos motivos más que de sobra para asegurar que muy a nuestro pesar 2017 no será el año en que veamos coches autónomos circulando por España. Cinco motivos avalan la sospecha
1. Falta de regulación
Para empezar, lo más importante: en España aún no hay ningún tipo de regulación sobre el coche autónomo. Ni cuándo podría funcionar, ni cómo lo haría, ni qué se exigirá a los fabricantes, ni qué papel jugará el conductor... nada de nada. No sólo es que no tengamos nada decidido, es que ni siquiera hemos abierto el debate.
Y tampoco parece que se vaya a abrir pronto. ¿Recuerdas el tiempo que tardamos en España en empezar a legislar el crowdfunding, el fintech o los drones? Pues imagínate con esto, que además tiene en sus manos vidas humanas.
2. Los coches siguen fallando
Los coches autónomos son poco menos que un prodigio de la tecnología, pero los experimentos del coche de Google en las inmediaciones de San Francisco siguen llevándonos a una conclusión incómoda: aún no son del todo seguros. Lo curioso es que es más que evidente que, pese a los errores actuales, un coche autónomo sigue siendo mucho más fiable que un conductor de carne y hueso, pero en estos casos la tecnofobia sigue pudiendo con nosotros.
3. No nos fiamos (del todo)
Seamos sinceros: a todos nos encanta pensar en lo que puede molar un coche autónomo, pero, ¿nos fiamos totalmente de él? Incluso siendo racional y sabiendo que un software sabe reaccionar mejor y no se verá afectado por sensaciones psicológicas o subjetivas, ¿estamos convencidos? Hasta el más tecnófilo tiene ciertas dudas en este sentido.
4. ¿Qué pasa en un accidente?
Nos lo preguntábamos hace un tiempo: ante una colisión y un accidente, ¿qué debe hacer el coche? Si puede haber víctimas, ¿a cuáles debe salvar? ¿Y si es el dueño del coche el que tiene la culpa del accidente? ¿Deberá salvarle su automóvil y atropellar a un peatón totalmente inocente? La duda sigue abierta, y no parece que se vaya a solucionar de manera rápida ni sencilla en los próximos tiempos.
Además, no debemos olvidar que habrá situaciones en las que el coche autónomo se negará a conducir por nosotros. ¿Qué quiere decir esto? Que nos olvidemos de escenarios futuristas y de 'coches fantásticos': el coche autónomo nos va a ayudar, pero tampoco es la panacea absoluta.
5. España no es una prioridad
Al final da igual que queramos ver coches autónomos en España o no: lo cierto es que nuestro país no es prioritario. Parece evidente que compañías como Google o Uber tardarán en poner sus coches en circulación (Uber lo está haciendo en San Francisco y acaba de ser demandada), y cuando lo hagan, esos coches pasarán mucho tiempo en Estados Unidos. ¿Cuándo podrían llegar a España? No podemos adivinarlo, pero ni de broma lo harán en 2017. El único halo de esperanza al respecto es la apertura de la sucursal patria de Tesla. Poco a poco...