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EL IKEA DE LAS IMPRESORAS 3D
No te costará nada encontrar manuales. Los tienes en este artículo. Tampoco será difícil hallar las piezas. Puedes comprarlas por internet. Lo más complicado es la actitud. La dinámica consumista nos acostumbró a comprar en vez de construir, reutilizar o reciclar. Pero la herencia de tantos siglos de tradición artesana no se iba a dejar arrinconar tan fácilmente y resurgió en un movimiento mundial al que llamaron Maker.
Pero el presente sí ofrece algo nuevo: unas máquinas capaces de construir objetos a partir de un diseño creado en un ordenador. Algo así como una pequeña fábrica a medida dentro de casa. Ya hay marcas comerciales que venden estas impresoras 3D pero los makers se las hacen ellos mismos.
Construir una Clone Wars requiere pedir ayuda a la familia de impresoras. No es un proyecto comercial. Es una iniciativa de código abierto que inició Juan González en España, aprovechando la evolución del proyecto RepRap, para que las impresoras pudieran replicarse a sí mismas y que ellas fuesen fabricando piezas para los nuevos dispositivos. La web de Clone Wars incluye por ello un ‘Banco de donaciones’ donde los usuarios pueden pedir, intercambiar o comprar las piezas que otra impresora puede producir.
En total, una impresora de este tipo cuesta entre 350 y 450 euros, de acuerdo con Amuedo. Para imprimir objetos utiliza un material llamado termoplástico. “Hay varios tipos. Unos se biodegradan antes que otros, pero lo interesante es que pueden reutilizarse para construir nuevos productos a partir de objetos impresos inservibles”. Este material es como un hilo muy gordo, enrollado en una madeja, que va tomando la impresora para fundirlo y convertirlo en un objeto. La orden de cómo será esa figura procede de un diseño que se ha realizado previamente en el ordenador.