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HAY UN INTERNATIONAL CONGRESS ON LOVE AND SEX WITH ROBOTS
En la segunda edición del International Congress on Love and Sex with Robots (en serio, existe) se ha planteado una posibilidad ominosa: el sexo con robots podría conducir a la extinción de la especie humana.
Todo suena a ciencia ficción. Empezando por el nombre del evento: Internacional Congress on Love and Sex with Robots. ¿En serio? No sólo va en serio, sino que va por la segunda edición. Esto quiere decir que no sólo alguien ha pensado en el sexo con robots como una posibilidad, sino que mucha gente ha pensado en ello como una posibilidad... y tanta gente y tanto interés tienen en el asunto que han organizado un congreso internacional.
Tras imaginar a un porrón de gente interesada en explorar las posibilidades de practicar sexo con máquinas hay que ir a por la siguiente barrera conceptual. ¿Se podrían extinguir los humanos por practicar sexo con robots? El investigador suizo Oliver Bendel, uno de los investigadores del asunto, tiene una hipótesis curiosa al respecto.
Él fue quien sacó a colación el tema en el evento y lo hizo sembrando la polémica. “Si la máquina supera al humano, se reducen las posibilidades de que haya sexo entre humanos”, fueron sus palabras más lapidarias.
Bendel es un profesor de Sistemas de Información y Ética de Máquinas de la University of Applied Sciences and Arts Northwestern Switzerland, siendo su vertiente filosófica es tal vez la más conocida. Es de hecho la que muestra en sus conferencias e investigaciones, y lleva casi dos décadas estudiando cuestiones tecnológicas y ha realizado más de 200 publicaciones académicas. Vamos, que no es un iluminado.
El profesor invitó a la reflexión sobre el uso de los datos que hoy en día hacen empresas como Google o Facebook. ¿Qué pasaría si los robots pudieran usar este tipo de conocimiento, muchas veces íntimo, para seducir a las personas? Podrían funcionar mejor que los humanos. Además, un robot no se cansa. Y podría estar disponible siempre que su apasionado dueño o dueña lo quisiera.
Y si es mejor copular con robots, ¿para qué van a querer las personas hacerlo con humanos? El pequeño problema aquí es que lo del sexo es una fantástica excusa para la reproducción de los individuos y la supervivencia de la especie. Solo hay que sumar uno más uno: si las personas prefirieran acostarse con una máquina habría cada vez menos nacimientos y el riesgo de extinción aparecería en el horizonte.
Bendel también va a cuestiones éticas más profundas que subyacen detrás de este futurismo: ¿Deberían tener los robots la capacidad de rechazar un encuentro sexual en ciertas circunstancias extremas? Yendo más lejos, el profesor se planteaba también si los robots deberían estar obligados a revelar que son máquinas antes de tener sexo. Las fantasías de la ciencia ficción empiezan a tomar cuerpo por momentos.