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VUELVEN LOS MINIPORTÁTILES
El DragonBox Pyra ha recaudado varios cientos de miles de dólares a través de un sistema de reserva similar al ‘crowdfunding’. Mientras tanto, en Indiegogo, Planet Computers ha duplicado su objetivo de financiación (más de 460.000 dólares cuando buscaban 200.000) con un portátil en miniatura basado en Android y Linux.
Vivieron su momento de gloria entre 2007 y el ya lejano 2010, cuando vio la luz el iPad y los albores de la corta era de las tabletas, que hoy también se da por terminada, los sacó de las estanterías. Los miniportátiles que tan buena acogida tuvieron en los sectores educativo y corporativo ya no interesan a los grandes fabricantes, pero un par de proyectos más modestos los están trayendo de vuelta a petición popular.
En su momento fueron la solución perfecta para estudiantes y personas de negocios que necesitaban un segundo ordenador, barato, que llevar a todas partes. Lo reducido del tamaño y precio de estos equipos compensaba su escasísima potencia, al menos hasta que llegaron las tabletas: más portátiles, igual de asequibles y, sobre todo, más potentes. Para muchos, la pantalla táctil también era mejor que los minúsculos teclados de los ‘netbooks’.
Por otro lado, los miniportátiles sirvieron para democratizar el acceso a los ordenadores en países en vías en desarrollo cuyos habitantes no podían pagar las elevadas sumas que se manejaban en Europa o los Estados Unidos. En muchos puntos de Asia, África o Latinoamérica, un ‘netbook’ era lo único que se podían comprar sin destinar prácticamente el sueldo de un año. Eso, de nuevo, hasta que llegaron las tabletas ‘low cost’.
Hoy en día, los Chromebooks —portátiles con sistema operativo Chrome OS, de Google, que ya empiezan a poder ejecutar aplicaciones Android— apelan a los mismos sectores: educación (ya superan a los Mac en las escuelas de EE.UU.), empresas y usuarios con pocos recursos o que prefieren destinarlos a otra cosa.
Sin embargo, a juzgar por algunos movimientos recientes, sigue habiendo hueco para el viejo ‘netbook’, que empieza a resurgir de sus cenizas gracias al ‘crowdfunding’. La Gemini de Planet Computers, todavía más pequeña que el tradicional miniportátil —de hecho, pretende seguir la estela de las viejas (¿y queridas?) PDA, ordenadores que cabían en la palma de la mano—, ha logrado recaudar más de 460.000 dólares con una campaña de financiación en Indiegogo, aunque tenía un objetivo inicial de 200.000.
Se trata de un dispositivo basado en Android y Linux que se dirige a todos aquellos usuarios que no ven en el teléfono inteligente un verdadero aliado de la productividad. “Mucha gente cree que es difícil escribir algo, de la longitud que sea, en un ‘smartphone’”, afirma Janko Mrsic-Flogel, máximo responsable de la firma. Quizá las tabletas con teclado sí solventan ese problema, pero a su juicio se dejan por el camino la portabilidad. “Los dispositivos de hoy en día están hechos para consumir más que para crear”, considera.
Mientras tanto, la compañía china GPD también está haciendo sus pinitos en el aparentemente infravalorado campo de los ‘netbooks’. La campaña en Indiegogo para financiar su GPD Pocket, un miniportátil de 7 pulgadas (“que cabe en tu bolsillo”, según la empresa) con el mismo procesador que una tableta Surface 3, ha recaudado más de 2 millones de dólares cuando buscaba solo 200.000. Si bien es cierto que la mayoría de los mecenas provienen de Japón, donde los equipos de reducidas dimensiones nunca han terminado de pasar de moda.
El Pyra de DragonBox es otro dispositivo que pretende rescatar el viejo formato de los miniordenadores. “Nunca entendí porque se fueron”, afirma Michael Mrozek, jefe de su equipo creador. “No veo razón para usar una tableta. Yo he probado una y es incómoda para cualquier cosa que no sea navegar por la Web”.
Aún sin fecha de lanzamiento confirmada, el Pyra ya ha logrado recaudar varios cientos de miles de dólares, según Mrozek, a través de un sistema de reservas similar en su objetivo al ‘crowdfunding’. De hecho, el objetivo de este emprendedor basado en Alemania es montar una campaña más generalista, dirigida al público general, cuando los pedidos iniciales de este ‘netbook’ con sistema operativo Linux hayan sido entregados. Teniendo en cuenta que el prototipo es casi plenamente funcional, según su responsable, no deberían tardar mucho.
A su juicio, los miniportátiles nunca se fueron; simplemente, dejaron de ser rentables para las grandes compañías y eso los relegó al ostracismo. “El nicho siempre ha estado ahí, pero gracias a internet y el ‘crowdfunding’ ahora es fácil llegar a todo aquel interesado en un dispositivo como este”, señala el hombre detrás de DragonBox.
Al parecer, son muchos los que integran ese grupo de nostálgicos que quieren ver de vuelta el viejo ‘netbook (o, como quizá deberíamos llamarlo ahora, una ‘phablet’ con teclado). Según Mrsic-Flogel, la demanda global de un producto como este podría dar para un mercado de unos 10 millones anuales. Poco para un gigante de la electrónica, pero una cifra de lo más deseable para cualquier mediana empresa de tecnología, sobre todo si el dinero les llega por adelantado vía micromecenazgo.