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LOCAL CIBERNÉTICO
El festín de estímulos que es Las Vegas tiene un nuevo ingrediente: robots que hacen cócteles. Se trata de una nueva atracción en la ciudad que nunca duerme, que ha visto cómo en uno de sus centros comerciales –porque Las Vegas son sobre todo casinos y el resto es ir de compras– hay un bar que ha instalado dos brazos robóticos como 'barmans'.
En el Miracle Mile Shops, en pleno Strip y junto a la Torre Eiffel del hotel-casino Paris Las Vegas, se encuentra el bar Tipsy Robot. Hasta el nombre homenajea a su joya de la corona, dos robots de la empresa alemana KUKA, uno de los principales fabricantes de robots industriales.
Los clientes sólo tienen que acercarse a una tableta que proporciona el establecimiento y pedir: un manhattan, dos margaritas, un mojito, un daiquiri, lo que sea. Los dos brazos robóticos se ponen a trabajar al recibir la comanda, mezclando whisky, tequila, cítricos, ron blanco, toques botánicos... y agitando. Lo hacen como profesionales, hacia un lado y después inclinando la coctelera hacia el contrario, de forma que revuelven la combinación de forma precisa. Al milímetro, sin margen para el error.
Y es que en estas máquinas no cabe un fallo en las cantidades o en el tiempo de mezcla: todo está estudiado al detalle y programado en consecuencia. Esta es la idea que dan desde el Tipsy Robot.
Apenas 90 segundos más tarde, el cóctel está listo. El nombre del cliente aparecerá en una pantalla para que vaya a recoger su bebida, servida con su rodaja de limón, hojas de hierbabuena o la guinda correspondiente.
En realidad tiene sentido la introducción de robots en la coctelería. Y es que parte de la gracia de estas bebidas es la espectacularidad en la preparación, lo que en el argot se conoce como 'flair' (la parte acrobática y de malabares del mundo coctelero). Lo cierto es que la robótica no se enreda –ni sería capaz de hacerlo– en juegos de acrobacia, como los especialistas humanos, pero ver a un robot fabricar un cóctel tiene un factor novedoso que hace las veces de imán para clientes, de igual forma que los pases de botellas y los giros a vuelamano.
El propietario del local, Rino Armeni, cuyo inglés 'italianado' hace pensar en los primeros magnates de casinos de Las Vegas, lo tiene claro: “Los robots están aquí para ser una atracción y un entretenimiento”. Y en Las Vegas, la ciudad artificiosa, faltan muchas cosas, pero el entretenimiento es el rey.