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INGENIERÍA A BORDO
Los aviones siempre han sido seguros, pero cada vez van siéndolo más e incorporando nuevas tecnologías.
Seguramente volar en avión sea la forma de transporte más segura de la historia y en la que menos accidentes se producen. Sin embargo, algunos siguen teniendo cierto miedo (comprensible, no seremos nosotros quienes juzguen los miedos ajenos) y todos, en mayor o menor medida, siempre hemos pensado qué pasaría si nuestro avión sufre cualquier percance en mitad de un vuelo y nos arriesgamos a lo peor.
Lo cierto es que, salvo catástrofes mayúsculas, la industria aeronáutica tiene estos problemas más que solucionados. Uno de los más interesantes quizá sea cuando un avión, ante una desviación de su camino, se encuentra con que tiene un depósito de gasolina muy limitado, sobre todo en vuelos lowcost.
Inyección de combustible en el aire
No obstante, empresas como Airbus hace tiempo que pusieron solución a este inconveniente, ya que el mercado de este sector ya cuenta con aviones que son capaces de inyectar combustible a otros aviones incluso en pleno vuelo.
Como vemos, la tecnología va avanzando poco a poco para que, al final, no nos quede resquicio alguno de que pueda pasarnos algo. Miedos subjetivos aparte, por tanto, lo cierto es que con mimbres como estos cada vez podemos viajar de manera más segura y confiando en que nada malo va a pasarnos.
Reparación de motores en pleno vuelo
Pero pongámonos en otra situación límite. ¿Qué pasa si uno de los motores de nuestro avión empieza a fallar? Si solo lo hace uno seguirá sin haber problemas, pero, ¿y si nos topamos con problemas aumentados y resulta que gran parte de los motores empieza a fallar? ¿Y si acabamos encontrándonos con un riesgo más serio?
En Rolls-Royce han encontrado la solución a este problema. La compañía automovilística, también centrada en el sector aeronáutico, ha desarrollado un minúsculo robot que es capaz de solucionar los problemas de los motores en pleno vuelo para tranquilidad de todos.
El robot, del tamaño de una simple cucaracha (15mm de alto), pesa unos pocos gramos y tiene una cámara 3D para escanear la situación a su alrededor. Así pues, si los ingenieros encuentran un problema en el avión, pueden enviar este pequeño robot para que, de manera autónoma, llegue hasta el foco del problema y consiga arreglarlo.
Todo listo en cinco minutos
Y todo ello, aseguran, en un plazo de tiempo muy limitado: apenas cinco minutos de duración, cuando, según la compañía británica, en condiciones normales una labor así puede llevar hasta cinco horas de trabajo ininterrumpido.
Además, todo esto se haría sin necesidad de desmontar ningún otro componente del avión. En Rolls-Royce ya han desarrollado algunos prototipos de este robot, así que habrá que esperar a ver si, en un corto plazo de tiempo, conseguimos verlos en el mercado aeronático e implantados en los aviones en los que viajemos.