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NUEVOS RUMBOS

Abran paso a la nueva Microsoft: así ha cambiado para adaptarse a los nuevos tiempos

El cambio de Steve Ballmer por Satya Nadella ha traído en poco tiempo cambios estratégicos, de diseño y de producto que están sentando muy bien a la compañía.

Satya Nadella, CEO de MicrosoftAgencias

Microsoft ha sufrido una larga y completa transformación durante los últimos años. Algunos de los cambios que han llegado no han sido acertados y simplemente se fueron por donde vinieron, pero otros han conseguido renovar la imagen algo acartonada que llegó a tener uno de los gigantes tecnológicos.

Por ejemplo, la amarga apuesta por el móvil, que ya se ha esfumado, al menos en el formato en que la conocimos.

Microsoft comenzó a llevar su sistema operativo a los teléfonos móviles desde que comenzaron a posibilitar mínimos signos de inteligencia. Más allá de cierto reconocimiento o preferencia en los tiempos en que los smartphones eran toscos dispositivos orientados a empresarios, nunca lograron gran cosa. Luego llegó el iPhone, después Android, y la historia ya la conocemos: Microsoft compró a Nokia en una operación que no pudo salir peor, y ni por esas logró la relevancia -más bien al revés-.

Tras algún trimestre para la esperanza, y muchos más para el olvido, Microsoft lanzó su último Lumia en febrero de 2016. Catorce meses después, ni rastro de novedades en la telefonía: Windows Mobile, anteriormente Windows Phone y antes de nuevo Windows Mobile, cerró el círculo al que parecía destinado por su nomenclatura. Al final tuvo vida hasta que la dirección se cansó de perder dinero frente al poder de Google, Apple y Samsung, llegando incluso a hacerse gratuita su licencia... pero tampoco ayudó aquello a levantar al muerto.

Gama de colores del Nokia Lumia 930 | Nokia

Microsoft también apuntó al móvil a través de la compra de aplicaciones estratégicas. Es pronto para hablar, pero parece difícil justificar los importes pagados por el calendario Sunrise y la app de recordatorios Wunderlist, al menos a día de hoy.

En 'noticias más alegres', la Xbox. Las ventas siguen lejos de las de PlayStation, y de su catálogo de videojuegos no encaja discutir aquí, pero al menos ha conseguido pasar de diseños industriales más bien toscos, que solían perder en las comparativas frente a la de Sony, a tener la consola con el mejor diseño industrial de la historia, la hermosísima Xbox One S.

No es de extrañar esto último si tenemos en cuenta que es un diseño fruto en muy buena medida de Andrew Kim, el diseñador que durante sus ratos libres preparó un rediseño profundo de la marca Microsoften 2012 que le valió para que la empresa le fichara. Ahora ya no está, se marchó a Tesla, pero queda como símbolo de que en Microsoft hay una preocupación real por trabajar de otra manera… con grandes resultados.

Xbox One S | Defconplay

Una de las mejores señas de identidad de la nueva Microsoft es Office 365, que dio en el clavo y además golpeó primero. Al pasar de un modelo de venta de software a suscripción digital con un precio asequible, y siendo regalado a los estudiantes, se aseguran que una jugosa masa que el día de mañana sí tendrá dinero o trabajará en una empresa donde tenga que usarlo sin probar la miel de la competencia. Resultado: 85 millones de suscriptores y subiendo, además de una fuerte penetración empresarial que también irá a más.

El ordenador no está en su mejor momento. Su uso suele quedar relegado al uso profesional, el puramente académico, el juego intensivo (al que no pueden llegar los smartphones y al que va para el sector que da la espalda a la consola) y poco más. El ocio y las comunicaciones están en el móvil. No obstante, para el amplio grupo de usuarios que siguen atados al ordenador, por voluntad o por obligación, Microsoft ha ido presentando unas cada vez más interesantes Surface, incluyendo la Studio reciente, orientada a creativos y profesionales. Las ventas y sus beneficios quedarán lejos de las que puedan tener los iPhone de Apple, pero con esta gama Microsoft se ha ganado una fama en diseño que hasta ahora simplemente le era ajena.

Y en esta línea van a asaltar el terreno que tiene casi en exclusividad Google y sus Chromebooks con sus propios ordenadores ligeros con un Windows enfocado a la nube -los Cloudbooks- que harán su aparición más pronto que tarde. Un Windows 10, dicho sea de paso, que pese a algunos baches ha sido pulido mucho mejor que sus predecesores y tiene una mucho mayor tasa de aceptación.

La nueva Microsoft es el fruto en buena medida -aunque no en toda- del traspaso de poderes realizado en 2014 con el cambio de CEO. Se marchó Steve Ballmer y entró Satya Nadella, mucho más concienciado del futuro de la electrónica, la informática, la ofimática, las comunicaciones y el entretenimiento. Incluso ha apostado por Hololens, su proyecto para meterse de lleno en realidad virtual y realidad aumentada, todo en uno. Larga vida a Nadella.

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