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EL PROBLEMA DE SEGURIDAD CON LAS MÁQUINAS CONECTADAS
Un túnel de lavado de coches también puede ser hackeado: basta con que una máquina esté conectada a internet para que su seguridad informática se deba convertir en una prioridad. Pero esto, de momento, nunca ocurre.
La categoría de 'Internet de las cosas' es un cajón de sastre donde cabe de todo. Cualquier aparato, instrumento, dispositivo, máquina, artefacto que cuente con una conexión a internet entra en esta gran gaveta tecnológica. Y todo lo que está dentro es susceptible de ser hackeado a distancia.
En este caso la máquina es un túnel de lavado de coches y la víctima, por designarla, un vehículo con sus ocupantes dentro. Dos investigadores de seguridad revelaron recientemente que habían logrado hackear una de estas máquinas para que se volviera loca, encerrara al automóvil que acababa de entrar y le propinara golpetazos endemoniadamente, sin escatimar en el empleo agresivo de brazos mecánicos y puertas.
El vídeo resulta curioso: se muestra al túnel de lavado bajando la puerta empecinadamente sobre el capó de un vehículo pick-up. Un golpe, otro más, retroceso para tomar impulso y nuevo porrazo, como el manotazo de un gigante testarudo. Pero ni se trata de un gigante ni lo que hay detrás es testarudez.
Los investigadores descubrieron una vulnerabilidad en el sistema de la máquina de lavado y pudieron explotarla para controlar su funcionamiento tras obtener el consentimiento del propietario del túnel de lavado. Pero tal vez la próxima vez la vulnerabilidad no caiga en buenas manos y la intencionalidad sea otra.
El vídeo roza en la distopía robótica, esa recurrente aprensión moderna a que las máquinas se vuelvan contra los humanos, pero no sólo significa que un túnel de lavado pueda golpear a un vehículo. Refleja un peligro aún sin abordar, que afecta a cualquier pedazo de hardware que en el futuro vaya a incorporar un módulo de conexión celular o WiFi.
Y es que hasta ahora el carácter masivo de internet venía dado por ordenadores y móviles, porque desde estos dispositivos provenía la mayoría de las comunicaciones con la Red. Pero esta situación cambia a marchas forzadas a medida que se conectan nuevas máquinas, tales como coches, neveras, hornos, sistemas de alumbrado –no sólo en hogares sino también en el mobiliario urbano–, sistemas de vigilancia, cadenas de producción en fábricas, sensores de temperatura, de humedad... o, por ejemplo, máquinas de lavado.
Los expertos en seguridad informática avisan desde hace tiempo que la categoría de 'Internet de las cosas' es un circo en cuanto a su protección se refiere. Por eso, lo anecdótico del vídeo en el que un túnel de lavado le da una paliza al coche toma un cariz más serio cuando se extrapola el ataque a cualquier otra máquina conectada.
¿Qué pasaría si un ataque logra penetrar en el sensor de temperatura de una cámara frigorífica y se rompe la cadena de frío de los alimentos?. ¿Y si alguien consiguiera controlar a distancia un vehículo?