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SEGÚN WIKILEAKS
Un sofisticado software usado para infectar ordenadores y poder espiarlos. No es cosa de hackers, es cosa de la CIA.
Los últimos años nos han traído noticias más que negativas para aquellos que usamos la tecnología e internet casi como forma de vida: resulta que, con más frecuencia de la que a todos nos gustaría, nos espían y nos controlan.
No es una película de ciencia ficción en absoluto: ya sean hackers aislados, grandes instituciones o incluso gobiernos, el espionaje a ciudadanos a través de las redes sociales y otros métodos menos evidentes se ha convertido por desgracia en el pan nuestro de cada día. Y en este sentido, revelaciones como las que suele hacer Wikileaks nos han dado pruebas más que suficientes para dudar de quienes, se supone, nos deberían proteger.
La última filtración del portal de Julian Assange es bastante alarmante: según sus informaciones, la CIA lleva años usando una tecnología para espiar a los ciudadanos que considere sospechosos o 'dignos' de semejante vigilancia. Esa tecnología ha sido bautizada como 'Brutal Kangaroo'.
Se trataría de una herramienta de lo más versátil: la CIA no sólo la usaba para evitar filtraciones de documentos confidenciales (algo que podría ser polémico, pero más o menos defendible), sino también para hackear a usuarios de los que la agencia de inteligencia quería obtener algún tipo de información.
Sin necesidad de internet
Quizá lo más preocupante de todo esto es que, en su día a día, la CIA ni siquiera necesitaba que el equipo tuviese internet para poder infectarlo: en realidad, la intrusión en ordenadores ajenos se hacía a través de software instalado en el dispositivo local.
La CIA instalaba Brutal Kangaroo en aquellos ordenadores que, a su juicio, contenían información confidencial que jamás debía salir de ahí. De este modo, si alguien insertaba un USB en dicho equipo, el dispositivo quedaba automáticamente infectado. No sólo eso: además, este software también infectaría cualquier otro ordenador al que luego se conectase el USB que contenía Brutal Kangaroo.
¿Hay forma de verle un lado medianamente positivo a esta noticia? Bueno, quizá sí: como decimos, las infecciones se hacían de manera local, no a través de internet, con lo que el radio de infección era infinitamente más reducido que otros hackeos y espionajes a usuarios que se producen sobre todo a través de redes sociales.
En cualquier caso, el ámbito de actuación era amplio y poco o nada se podía hacer ante ello: Brutal Kangaroo afectaba sobre todo a equipos con las últimas versiones de Windows. Este sistema operativo no era capaz de detectar semejante infección, con lo que Brutal Kangaroo podía campar a sus anchas por todo el dispositivo sin que nadie se diese cuenta. Tampoco lo detectaban los equipos Mac ni los iPhone, que en su momento también sufrieron ciertos hackeos a través de esta tecnología de manera más sofisticada.
Otro asunto polémico que añadir a la lista del espionaje por parte de instituciones públicas, sobre todo en Estados Unidos. Y ya van demasiados.