La IA detecta cáncer de páncreas tres años antes de que aparezcan los síntomas
Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
SEGÚN LA IE UNIVERSITY
¿Quién quieres que te gobierne, un político o una inteligencia artificial? Ojo, que algunos lo tienen claro.
La desafección política de muchos ciudadanos no es ninguna novedad: quien más, quien menos, casi todos nos hemos sentido alguna vez defraudados por quienes nos gobiernan, llevando la crítica hasta el punto de pensar en voz alta que cualquier cosa podría gobernarnos mejor que los políticos tenemos actualmente.
Este pesimismo ha subido en los últimos años, ya que, aunque cada vez hay más partidos y en principio van destinados a abarcar a sectores de población más polarizados y concretos, la situación política hace que muchos sigan sintiendo ese desapego. Pero cuidado con lo que piensas, porque igual la cosa se da la vuelta por completo.
¿Un político o una IA?
El debate más curioso nos llega desde la IE University. En su último estudio, la escuela de negocios se hacía varias preguntas: ¿qué perspectivas y opinión tienen los ciudadanos europeos sobre las nuevas tecnologías? ¿Valoran de verdad su potencial? ¿Hasta qué punto? ¿Qué tareas les asignarían y cuáles seguirían dejando bajo la decisión humana?
Las respuestas han sorprendido a propios y extraños: los encuestados no solo confían en las tecnologías, sino que, además, les darían mucho más poder del que todos podríamos haber imaginado a priori. De hecho, uno de cada cuatro españoles asegura que, si tuviese que elegir entre un político al uso y una inteligencia artificial para gobernar nuestro país, se acabaría decantando por la segunda opción.
Lo cierto es que esta conclusión tampoco es nueva, precisamente: “La pérdida de confianza en las elites políticas es consistente con otras encuestas y sondeos de opinión realizados en los últimos años, y resalta la paradoja en que vivimos: la gente está desilusionada con los gobiernos, pero al mismo tiempo les pide que aborden los efectos negativos sociales y económicos que pueden tener las tecnologías emergentes”, aseguran los expertos.
Confianza... a medias
Ahora bien, no todo son loas a las bonanzas tecnológicas. Según el estudio del IE, “la cuarta revolución industrial está produciendo un sentimiento creciente de inseguridad e incertidumbre entre nuestros conciudadanos”. De hecho, “más de dos tercios de los europeos de todas las edades creen que, si no se controlan adecuadamente, las nuevas tecnologías causarán más daño que bien a la sociedad en la próxima década”.
Así pues, la mayoría de la población encuestada “espera que sus gobiernos establezcan nuevas leyes e impuestos para limitar la automatización y evitar el desplazamiento de empleos, incluso si eso significa detener el progreso tecnológico”. Visto el panorama, habrá que evaluar cómo casan las dos cosas: por una parte, tener cierto temor a la entrada de la tecnología en ciertos sectores; y por otro, confiar tan poco en los políticos como para sustituirlos por una inteligencia artificial para llevar el timón de nuestro país.