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INTERNET, CIUDAD CON LEY
Muchas veces os he mencionado la cantidad de información que consciente o inconscientemente ofrecemos a las redes sociales o la parcela de intimidad que vendemos a las aplicaciones "gratuitas". Pero ¿Os habéis parado a pensar la gran cantidad y el tipo de información que ofrecemos al resto de usuarios de la Red? Amigos, familia, conocidos, y desconocidos. Lo que escribes, te define y por eso, debes tener claro si quieres presentarte con tu identidad real o utilizar un pseudónimo ¿Qué es lo aconsejable? Depende de tus objetivos. Ten en cuenta estas pautas, sabrás elegir la que más te convenga.
Crea tu propio personaje, anónimo
Si alguna vez soñaste con interpretar un papel o crear un personaje, la Red te lo pone en bandeja. Si te creas un perfil de este tipo, podrás opinar con total libertad, con un tono humorístico, crítico, histriónico y satírico. Confiésalo, sin ellos la Red no tendría gracia: @superfalete, @gerardotc, @SeñoritaPuri, @diostuitero, @hematocrítico o @norcoreano, son algunos ejemplos. Son ídolos de masas, con más seguidores que cualquier superestrella. Aportan la visión irónica y, a veces, políticamente incorrecta que a todos los que tenemos un perfil con identidad real nos gustaría aportar. Si eres de los que piensas que puedes expresar todo lo que se te pase por la cabeza con una cuenta que te identifica plenamente y sin generar consecuencias, mal vamos.
Crear una reputación online con tu marca personal
Si usas la cuenta para vender imagen, éste es tu párrafo. Somos lo que vendemos. Escoge selectivamente cada palabra que te defina.
El proceso de "Abrir una cuenta" debe ser un momento trascendental. Escoge una foto de perfil (cuidado si "no te hace justicia"). La imagen que elijas proyecta tus deseos, sentimientos, preferencias o aquello con lo que te identificas. Define tu estado, preferencias, gustos, opiniones políticas, ideológicas o sexuales y una pequeña bio: "me gusta el pan, tan tata chan" (¿Realmente crees que esa frase te define?); formación, trabajo, expectativas y las palabras claves: nombre y apellidos.
Lo que describes en apartados anteriores te define ante los 1.600 millones de Facebook, 800 de Whastapp, 600 de Twitter, 10.000 millones de Youtube, 400 Instagram o los 380 Linkedin. Non excuses; tú mism@ te pones en evidencia. Las consecuencias de las meteduras de pata varían proporcionalmente a tu número de seguidores; tienes milésimas de segundo para borrarlas (Recuerda que todo el mundo está en modo: captura de pantalla ON). Siempre habrá usuarios, sin saber aún cómo lo hacen, que comparten tus publicaciones antes de que lo hagas o los coges justo en el momento: "A ver qué se cuece" por Facebook.
Si revisamos tu timeline, desde el principio hasta la actualidad, se puede ver tu evolución, estados de ánimo, carácter, opiniones, pensamientos, preocupaciones o aspiraciones. Si publicas frecuentemente, se podría narrar cronológicamente tu vida ¿Nadie te ha dicho alguna vez?: "al fin te pongo voz, pero te conozco desde hace tiempo". No pretendas mantener tu privacidad a ese ritmo.
Por tanto, ten en cuenta tus opciones de privacidad. Si dejas un perfil abierto, cualquiera podrá leer y juzgar tus comentarios, opinar, atacarte o trolear. Decide qué información quieres ofrecer y a quiénes. Incluso, cómo pueden encontrarte, teléfono o email o nada.
"Dime con quién andas…" El estudio de tus interacciones da muchísima información. Independientemente del grado de sociabilidad que tengas, creo que no hay nadie sobre la faz de la tierra que no tenga un amigo físico que ha conocido a través de redes sociales. Podrás ofrecer poca información de tu vida pero no tienes ningún control sobre la que otros publican de ti.
Cuidado con lo que dices
Si, la libertad de expresión es un derecho pero no puedes luchar contra el juicio social; es más poderoso que nuestra propia persona. Si dices algo excesivamente "inapropiado" para la imagen virtual que te has labrado, te puedes cargar tu reputación. Algunos sabrán de lo que hablo y habrán probado las mieles del escarnio y el apaleamiento público, aunque no tengan culpa ni intencionalidad alguna en lo que se ha publicado. Es muy destructivo. Vende lo mejor de ti mism@.
Por eso, un perfil escrupulosamente cuidado y estudiado, puede darte ingentes beneficios: fotos con los que te codeas, lugares que visitas, experiencia formativa, profesional y personal. En un escaparate tan competitivo, no se permite un desliz. Da igual si eres político, abogado, policía, deportista o periodista. Ten en cuenta que una cosa es la opinión, que a veces puede no ser del agrado de todos y otra la provocación, incluso, lo delictivo. Si coqueteas con ello, te acabarás quemando. No sé cuántos usuarios han sido identificados y/o detenidos por buscar "un minuto de gloria social" vulnerando los derechos de otros.
Y por último, cuidado con los términos y condiciones de las redes sociales, cambian frecuentemente, compartiendo información con otros. Tu identidad se construye, no solo desde ti mismo, sino desde la percepción que otros tienen de tu imagen y lo que publican sobre ti. Bienvenido a la web 3.0.
Nunca se sabe en qué te puedes ver inmerso en un futuro
El cambio de profesión o de intereses da lugar a la retirada de publicaciones antiguas. Es cierto que todo lo que publiques podrá ser usado en tu contra y más cuando se sabe que no podemos agradar a todos ni siempre otros llevan buenas intenciones pero si evitas los extremismos y publicas desde el respeto, tendrás menos problemas. Recuerda: una cosa es la opinión y otra el insulto.
La información que difundes es estudiada por terceros, ajenos a tu círculo de conocidos o contactos: empresas, departamentos de recursos humanos, medios de comunicación, policías, servicios de inteligencia y por quienes saben que el estudio conveniente de un perfil puede dar más información que el propio contacto directo con una persona. Llevamos un móvil 24 horas encima y las frustraciones, el miedo, la alegría, la vanidad incitan a compartir públicamente sentimientos y vivencias que no siempre deben ser aireadas.
Por tanto, si bebes, no publiques; si posees el síndrome del "dedo flojo" no publiques, si estás presa del sentimiento, no publiques, si no quieres que algo se sepa, no publiques. Aquí está el balance entre un perfil real y uno ficticio, tú eliges, con todas las consecuencias.