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INTERNET, CIUDAD CON LEY
Retomamos el post de la semana anterior para hablaros de un delito que, lamentablemente, está adquiriendo preocupante relevancia: el acoso, cometido a través de Whatsapp y otras redes sociales como Twitter y Facebook. Me gustaría que este artículo os ayude a detectar y entender cuáles son las alternativas que tenéis para reaccionar.
Quienes trabajamos a diario con el acoso y sus víctimas sabemos que es un problema de difícil solución. Lo peor no es el procedimiento de investigación en sí, sino la dificultad para seguir la pista del acosador y valorar su peligrosidad.
¿Preparad@?
El acoso en la Red no es un delito como tal. Existe y está penado el acoso sexual, pero se refiere al ámbito profesional y tiene otras connotaciones. El acoso del que hablamos es considerado penalmente como un delito de coacciones. Te lo traduzco: El Código Penal prevé que comete este delito quien, sin estar legítimamente autorizado (tu acosador), impidiere a otro (su víctima), con violencia, hacer lo que la ley no prohíbe, o le compeliere a efectuar lo que no quiere, sea justo o injusto.
¿Qué es lo que te impide hacer tu acosador y que la ley no prohíbe? Tener un perfil en una red social, whasapear con tus amigos y expresar con libertad tus pensamientos (dentro de unos límites, claro) o tu ideología, publicar fotos, comentar cosas relacionadas con tu trabajo o tu vida personal, etc.
¿Y a qué se refiere con “compeler a efectuar lo que no quieres”? Que al final te veas obligado a dejar de utilizar tus perfiles, tu Whataspp e, incluso, a desaparecer de la Red.
¿Quién es tu acosador?
Su actitud es persistente, molesta, angustiosa y puede llegar a infundir verdadero temor. ¿Y si su acoso se llegara a traducir en una presencia física? Incluso, ha llegado a provocar que algunos menores se suiciden. Tu acosador te acecha, espía todo lo que haces en las redes, te manda mensajes insistentemente o los publica en tu muro, te insulta, te amenaza y conoce tu entorno, aspectos de tu vida e incluso ciertos datos personales, como el lugar donde vives, trabajas o tu teléfono.
A veces, son casos menos graves; insultos y comentarios molestos que duran unos días. En los más graves, el acecho persiste, día tras día, y la presencia de tu acosador puede llegar a ser es física, no sólo virtual. Hay mucho sufrimiento psicológico.
¿Quién está detrás de ese acoso?
Generalmente, son desconocidos. Se obsesionan, te envidian o, simplemente, quieren desprestigiarte. ¿Por qué yo? No te lo tomes como un ataque personal. Hay gente cruel y despiadada, con trastornos de control de impulsos, y el anonimato de la Red les hace un flaco favor.
¿Son peligrosos?
Son impredecibles. Como poco, pueden publicar tu información personal. Fotos íntimas, dirección de domicilios, teléfonos y que ninguno de tus seguidores tiene por qué conocer.
Qué agobio, qué sin vivir ¿Qué hago?
Tienes varias opciones y depende de la gravedad del acoso. Cada caso es diferente, dependiendo de la víctima, el acosador y el tipo de acoso.
Lo primero, más sensato y a veces, más efectivo, es ignorar. Sé que es difícil, pero lo que busca tu acosador es llamar tu atención y crear malestar. No tengas miedo. Si pasas de sus comentarios y mensajes, se aburrirá. Ármate de paciencia. Hay gente que no tiene cosas mejores que hacer que fastidiarte a ti.
Toma medidas en las Redes Sociales. No obstante, depende de la Red social o servicio de mensajería que uses. Si tienes el control de esos comentarios, como en Facebook, elimínalos. En Twitter y otros no tienes esa opción, así que ignóralos. Silencia el perfil (no muy recomendado, ya que continúa viendo toda tu actividad) o bloquea y repórtalo.
Si lo bloqueas, y tu acosador es persistente, se creará más perfiles, algunos de ellos en diferentes redes sociales (ya hablaremos de los pocos o inexistentes controles de identidad para evitar la creación de cuentas falsas). No digo, por tanto, que no los bloquees, pero has de estar preparad@ para que su acoso no finalice ahí.
Reporta y reporta a la Red Social cada uno de los perfiles que te acosan, todos y cada uno de ellos. A lo mejor le dan importancia a tu sufrimiento. En muchos casos, la red social no suspende la cuenta porque lo considera libertad de expresión y “no infringe sus normas”. Sí, alguien que no conoces está legitimado para decidir por ti lo que es acoso y lo que no.
Si tu acosador no cesa, el caso es más serio. Si crea más perfiles de forma incesante y se vuelve más violento, denúncialo. La solicitud a una red social para que aporte datos sobre la identidad de los perfiles acosadores requiere la autorización de un Juez. Después, examina la petición que recibe. Sí, como te conté en el anterior post, las redes mandan más que los jueces, por aquello de su legislación extranjera y su política de contenidos.
Y ante todo, de vital importancia, no olvides lo siguiente:
Guarda imágenes y capturas de pantalla de todos los perfiles y comentarios que pongan de manifiesto el acoso; son tus pruebas, tus evidencias. Localiza y captura todos los datos que puedas recopilar sobre tu acosador/es: teléfonos, nombres, nicks, webs, y cualquier información que nos lleve a esa persona, da igual que sea falsa. Si sospechas de alguien, también.
Presenta todo lo anterior con tu denuncia. Para ti, un dato no puede ser importante, para la Policía, puede ser vital. Y sobre todo, sé fuerte.