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¿LO SABÍAS?
Aunque puede suponer un reto identificar si un queso con moho o una sustancia blanca hay que desecharlo o todavía se puede consumir, es más fácil hacerlo de lo que crees.
El queso es uno de los alimentos que solemos comer a diario porque tiene bastantes beneficios para tener una alimentación sana y equilibrada, por lo que no puede faltar en la nevera. Sin embargo, siempre se nos queda una cuña olvidada en el fondo de la nevera y cuando nos damos cuenta, ya es demasiado tarde para ingerirla.
Por esta razón, solemos desechar el queso porque aparece moho, pero cuando tiene manchas blancas ¿también hay que tirarlo a la basura?
Aunque pueda parecer moho, no se trata de la primera etapa de formación de moho. Esas manchas blancas que aparecen son en realidad lactato de calcio. Una vez que el queso envejece, su contenido de agua disminuye y se generan esas partículas blanquecinas. De esta forma, cuando el queso suda emite unas partículas de agua y junto a ellas aparecen las partículas de lactato de calcio.
Por ello, estas manchas blancas no significan que el queso se haya estropeado, por lo que debes eliminar esas partículas y consumirlo. Eso sí, posiblemente haya cambiado el sabor y ahora sea más intenso que antes, ya que el lactato de calcio se puede consumir con seguridad, pero puede ser un reto distinguirlo del moho.
Para evitar confusiones debes prestar atención a la textura del queso. Una vez que el queso sea consumido por el lactato de calcio verás que la textura es más seca y arenosa. Mientras que el moho es húmedo y suave.
Lo primero que debes hacer para desechar esa parte blanca que aparece en el queso es rascar la superficie con un cuchillo para comprobar la textura. Si ves que las partículas se han extendido demasiado rápido, no te preocupes, corta esa parte y consume el resto sin ningún tipo de problema.