TecnoXplora » Internet » Empresas

ESTAS DENUNCIAS NO SE AUTODESTRUYEN EN DIEZ SEGUNDOS

El fundador desterrado de Snapchat, el enésimo culebrón de las redes sociales

Reggie Brown es el padre de la idea multimillonaria: mensajes con foto que se autodestruyen. “¡Seguro que es extremadamente rico!”, pensarás. Pues no. Resulta que le echaron de la empresa y no ha visto un duro, así que ha denunciado a sus actuales responsables. ¿Injusticia o más bien oportunismo?

Imagen de Snapchat Snapchat

Snapchat está de moda. Muchos le achacan el paulatino éxodo de jóvenes que está sufriendo Facebook y otros ya piensan en ella como el próximo Instagram (si deciden venderla) o el próximo Twitter (si esperan a salir a Bolsa para hacer caja). El caso es que maneja todos los días 350 millones de mensajes con foto y está valorada en unos 3.000 o 4.000 millones de dólares. Ahí es nada, ¿verdad?

Sin embargo, no todo es de color de rosa para la red social del fantasma. De hecho, los dos fundadores que están al frente de la empresa han sido denunciados por un tercero, que dice ser el verdadero padre de la idea. Según la demanda que Fran Reginald 'Reggie' Brown IV presentó a principios de año, el consejero delegado de Snapchat, Evan Spiegel, y su director de tecnología, Bobby Murphy, le expulsaron de forma injusta un mes después del lanzamiento de la aplicación en julio de 2011. Eso sí, ha esperado hasta ahora, cuando es un negocio multimillonario, para reclamar la tercera parte que, según él, le corresponde.

La historia es la siguiente. Tres universitarios de Standford, inseparables amigos, viven juntos mientras trabajan en el desarrollo de una 'app' llamada Picaboo, que más tarde se convertiría en lo que hoy conocemos como Snapchat. La idea es de Brown. De eso no hay duda porque lo ha confirmado el testimonio del propio Spiegel:

Pregunta: ¿Se le ocurrió a usted la idea de los mensajes con foto que se eliminan?

Respuesta: No.

P: ¿Se le ocurrió a Bobby?

R: No.

P: ¿A quién se le ocurrió la idea?

R: A Reggie.

Hasta aquí todo correcto. De hecho, fue Brown quien registró la patente, en la que aparecen los tres nombres y, según la denuncia, también registró los perfiles de Picaboo en Twitter y Facebook, entre otras cosas. Entonces, ¿cuál es el problema? Que a mediados de agosto de 2011 los tres amigos discutieron acerca de la participación que Reggie debía tener en la empresa. Y acabaron mal.

Según Brown, tenían un acuerdo verbal por el que Spiegel sería el consejero delegado, Murphy el director de tecnología y Brown el director de marketing, los tres a partes iguales. Pero esto es precisamente lo que los actuales gestores de Snapchat niegan y, como no se firmó nada, Reggie no lo puede demostrar. Por lo tanto, a expensas de lo que digan los tribunales o el acuerdo al que ambas partes puedan llegar, de momento no hay tercer cofundador que valga.

La historia se parece a la que está detrás de gigantes como Wikipedia, Twitter y sobre todo Facebook. ¿Os acordáis de la disputa entre Zuckerberg y los hermanos Winklevoss? ¿Y de Eduardo Saverin? Venga, seguro que habéis visto 'La red social' y al menos tenéis una idea de lo que os estoy contando. A los primeros se supone que les robaron la idea y el segundo es el Reggie Brown de la red social más popular del mundo. Por cierto, al final llegaron a un acuerdo y saldaron cuentas. Todos felices y a comer perdices.

El pasado oculto de Twitter

La de Facebook ha inspirado una película, pero puede que no conozcáis la historia que hay detrás de Twitter, flamante nueva estrella de Wall Street. Nos remontamos a 2006, cuando un joven llamado Noah Glass fundó junto a unos amigos Odeo, una de las 'startups' pioneras en la distribución de 'podcast'. Poco tardaría en llegar Apple con su iTunes y echarles abajo el negocio, así que tuvieron que pensar la forma de dar un giro de 180 grados a la empresa.

A Noah se le encendió la bombilla. Junto con sus compañeros Jack Dorsey y Florian Webber, Glass alumbró una red social a la que bautizaron como Twitter. Era una idea muy distinta al planteamiento original de Odeo, así que su socio al frente de la empresa, Evan Williams, se ofreció para recomprar su parte a los accionistas. Lo que probablemente no sabía Glass es que Williams utilizaría su recién adquirido poder para despedirle y relegarle al olvido como a tantos y tantos cofundadores olvidados de la historia de la tecnología.

¿Qué pasará ahora con Reggie Brown? ¿Será un Eduardo Saverin o más bien un Noah Glass? ¿Llegará siquiera Snapchat a ser un Facebook o un Twitter? ¿Explotará antes la supuesta burbuja de las redes sociales? Demasiadas preguntas para tan pocas respuestas. Mejor sigamos disfrutando de la telenovela.