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PARA PONER ORDEN EN LA IA
La Unión Europea se ha puesto manos a la obra para darle un marco legal y de certidumbre a la inteligencia artificial, cada vez más presente en distintos aspectos de nuestras vidas.
La inteligencia artificial ha cambiado nuestras vidas desde el pasado mes de noviembre, si no por completo sí que en buena medida por la irrupción de algunas herramientas que ponen en cuestión muchos sectores productivos que ahora se pueden aglutinar dentro de la actividad de estas inteligencias artificiales. Un buen ejemplo es ChatGPT, que ha causado que en pocos meses las redes se inunden de contenidos de texto y visuales de los que no tenemos constancia si han sido creados por estas nuevas inteligencias o por humanos. Y ahí es donde quiere entrar la Unión Europea, que ahora quiere legislar precisamente para evitar esa confusión en las redes.
Una IA más transparente
Las comisiones de Mercado Interior y Libertades Civiles, Justicia e Interiorhan aprobado un nuevo mandato negociador. Ese es el objetivo de las autoridades europeas, que buscan sobre todo alcanzar un objetivo inicial. Este es que las personas sean conscientes de cuál es el origen de los contenidos, y que en todo momento sepan que ha sido generado por una inteligencia artificial. Que si alguien escribe un artículo como este todos podamos saber que ha sido basado en una IA o si su origen es humano, algo que evidentemente sabremos si no hay de por medio una marca de agua que nos diga lo contrario.
De hecho, ayer Google en el I/O explicaba que su IA Bard dotará a las imágenes de una marca de agua en forma de metadatos que siempre demostrará que esa imagen ha sido creada mediante una inteligencia artificial, más que nada para que alguien no nos de gato por liebre creando un contenido del que realmente no es propietario, reduciéndose así el riesgo de sufrir una estafa por trabajos que realmente no se han llevado a cabo.
Buscarán evitar la generación de contenidos fuera de la ley
Ya sabemos que los primeros interesados en explotar a fondo la IA son los ciberdelincuentes, así como los defensores de discursos de odio de cualquier signo, que podrían utilizar la IA en su propio beneficio para manipular a las masas o peor aún, crear contenidos y software capaz de ejecutar acciones fuera de la ley. Un dato que hemos conocido hoy es que Bard, la IA de Google, todavía no está disponible en la Unión Europea después de conocer que por leyes de protección de datos esto les llevará todavía algo más de tiempo.
También, con la nueva normativa, se busca ampliar la clasificación de aéreas de alto riesgo con el objetivo de incluir otras nuevas. Como por ejemplo la seguridad, daños a la salud, medio ambiente o los derechos fundamentales, incluso aquellos sistemas que puedan influir en la opinión pública, hasta el punto de poder hacerlo en elecciones y campañas de carácter político.
También habrá que facilitar a los ciudadanos mecanismos para poder reclamar ante decisiones que hayan podido ser facultadas por sistemas de inteligencia artificial y que de alguna manera puedan afectar a sus derechos fundamentales. Habrá exenciones para personal que investigue con licencias de código abierto basadas en estas IA. En definitiva, un mayor control sobre una tecnología que todos sabemos que puede descontrolarse si no se le ponen ciertos límites.