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Hologramas, miles de drones volando y carreteras que controlen los coches, así será el 6G

El 6G, que multiplicará por diez la velocidad de transmisión de datos y permitirá la trasmisión de vídeo en altísima calidad con una latencia de 0,1 milisegundos, prácticamente en tiempo real, tiene inicialmente prevista su llegada para 2030.

Tecnología 6GAmazon

Cuando al 5G aún le queda más de un 75 % de su desarrollo, grandes empresas internacionales ya empiezan a avanzar como será la vida con un 6G que traerá consigo hologramas con fines médicos, miles de drones volando sobre las ciudades o carreteras que controlen la velocidad de los vehículos.

Estas son solo algunas de las aplicaciones más probables que traerá el 6G (de hecho algunas son técnicamente posibles ya con 5G), según han puesto de manifiesto los expertos que han participado en los Diálogos EFE "Perspectivas de la IA Generativa, el Big Data y las redes 5G para las Telecomunicaciones", un encuentro informativo organizado por EFE y GoHub Ventures para abordar las sinergias entre estas tecnologías y el papel de las startups en su desarrollo.

Antes de 2026

El 6G, que multiplicará por diez la velocidad de transmisión de datos y permitirá la trasmisión de vídeo en altísima calidad con una latencia de 0,1 milisegundos, prácticamente en tiempo real, tiene inicialmente prevista su llegada para 2030, aunque las primeras aplicaciones podrían adelantarse a 2026 fruto de la competencia entre China, Estados Unidos y Corea del Sur.

José Ignacio Ruiz, gerente de Portfolio de GoHub Ventures, fondo especializado en soluciones de software para empresas altamente tecnológicas, ha destacado que tanto el 5G como en el futuro el 6G ofrecen posibilidades que "antes parecían ciencia ficción", aunque para su desarrollo hace falta que las empresas vean claro el retorno de la inversión.

Entre esas aplicaciones destacan las sanitarias, como la creación de hologramas en tiempo real que permitan una asistencia primaria sin desplazamientos físicos, si bien “para eso se va a necesitar una tecnología inalámbrica muy potente como el 6G”, ha asegurado Héctor Donat, director ejecutivo de Fivecomm, firma dedicada a buscar soluciones y aplicaciones para las redes 5G.

El 6G permitirá conectar cámaras de muy alta resolución que se podrán utilizar, por ejemplo, para que un médico dé instrucciones en directo para operar remotamente a un paciente con robots conectados.

"Esto implica además mejoras en el terreno de la sostenibilidad, porque ahorras desplazamientos y su consiguiente huella de carbono, pero también mejora la capacidad de asistencia, porque el mismo doctor puede hacer más trabajo del que hace normalmente a diario", ha explicado Donat.

Además de reducir listas de espera esta tecnología democratizará el acceso a la sanidad: "No hay especialistas de todo en todas partes y, con esta red podrás tener un robot en un pueblo pequeño y a un experto en China operando en remoto".

No obstante, al 5G todavía le queda mucha vida por delante, como ha asegurado, Javier López, fundador y CTO de Kenmei, compañía dedicada a mejorar las redes de telecomunicaciones con el uso de inteligencia artificial y 'big data', para quien al 5G "le falta probablemente el 75 % del desarrollo".

El cambio de un tipo de red a otra "no se da en saltos" sino en procesos continuos y graduales: "cada año empezará a desarrollarse un poco más el 5G hasta que se convierta en un 6G primera versión".

Soluciones revolucionarias

El 6G también traerá usos revolucionarios que cambiarán la vida diaria de las personas, ha asegurado Donat, quien se ha mostrado "convencido" de que habrá "cientos de miles de drones" volando simultáneamente en las ciudades para usos como el reparto de última milla.

Ha añadido que el salto exponencial en número de drones "necesita una capacidad masiva de red que ahora mismo el 5G no puede dar".

Algo que ya permite incluso el 5G pero que no se ha desarrollado son las carreteras conectadas a los vehículos, que podrían gestionar sus velocidades para minimizar los atascos o incluso hacerlos frenar si superan la velocidad permitida o se produce una incidencia.

A diferencia de los coches autónomos a base de sensores, cuya capacidad se reduce a una distancia limitada, una carretera conectada a los vehículos permitiría conocer en tiempo real cualquier incidencia y actuar en consecuencia, lo que tendría un efecto evidente en la reducción de siniestros de tráfico.