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Es muy normal ir a una tienda y comprar un ordenador, un móvil o un tablet y, al llegar a casa, encontrarnos con que además del sistema operativo nos damos de bruces con toda una colección de aplicaciones que no hemos solicitado: que si versiones de prueba de Microsoft 365, que si antivirus, que si herramientas de edición fotográfica o de vídeo, etc. Se trata de apps que ya vienen presinstaladas y que se las conoce habitualmente como bloatware.
No es que se trate de un problema grave, porque no suelen afectar al rendimiento o la seguridad del sistema en el que se instalan, pero sí es cierto que a los que gustan de tener las cosas limpitas, sin apps durmientes instaladas, pueden ser un quebradero más de cabeza. Tanto es así que, en los últimos meses, la Unión Europea ya ha anunciado que va a trabajar para erradicar estas prácticas que pueden llegar a considerarse un problema según cierto tipo de dispositivos y fabricantes.
Microsoft se une el club del bloatware
Como podéis imaginar, todo ese bloatware aparece en nuestros dispositivos por arte de magia y sin que antes nos hayan preguntado si lo queremos tener ahí o no. Pero el problema todavía puede ir a peor si tomamos como referencia el testimonio de un editor del medio The Verge, que ha visto cómo ese software no deseado terminaba instalado en su PC en mitad de una sesión de trabajo y camuflado en el interior de un update del sistema operativo.
Tal y como desvela, su ordenador se reinició repentinamente para instalar "versiones de aplicaciones web no solicitadas y no deseadas de Word, PowerPoint, Excel y Outlook en mi computadora" que, posteriormente, se ubicaron en el menú de inicio de Windows 10 sin su permiso. Es decir, que Microsoft no dudó en utilizar una zona de nuestro PC como si fuera un espacio publicitario desde el que invitarnos a probar (en este caso) su suite ofimática Microsoft 365 (otrora Office 365)... por si no nos habíamos acordado de hacerlo antes.
Sin duda, un hecho así tiene todo el aspecto de ser un pequeño asalto a nuestro ordenador, y a nuestra privacidad, y da la sensación de que Microsoft no tiene claro dónde terminan los límites de cada uno: el suyo como desarrolladora de un OS, y el nuestro de ser dueños de todo lo que guardamos, vemos y configuramos en nuestro PC. Eso sí, dentro de la gravedad de la situación hay que decir que todos esos iconos que aparecieron como instalados eran simples accesos directos a las aplicaciones web, que como sabéis, pueden utilizarse a través de un navegador.
Además de llevarse esta sorpresa, también fue de nota la forma de aterrizar estos accesos directos a su ordenador, ya que el procedimiento se produjo tras aplicar una actualización del sistema operativo que, en muchas ocasiones, llega sin avisar y se instala solo, aunque en ese instante estemos trabajando y corramos el peligro de perderlo todo. Según el editor del medio especializado, "afortunadamente no perdí ningún trabajo hoy, pero un amigo mío lo hizo recientemente...".