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MUCHO OJO CON ESTA IA
Con el auge del teletrabajo durante la pandemia, muchos empleados encontraron formas de escaquearse del trabajo. Sin embargo, una nueva herramienta de IA promete detectar y reportar cualquier intento.
La pandemia impulsó el teletrabajo, permitiendo a muchos trabajadores experimentar la flexibilidad de realizar sus labores desde casa. A pesar del regreso gradual a las oficinas, la modalidad de trabajo híbrido o completamente remoto sigue vigente en varias empresas. Sin embargo, junto con esta flexibilidad y comodidad, ha surgido una tendencia preocupante: algunos empleados admiten que aprovechan su tiempo en casa para realizar actividades personales durante la jornada laboral y se que relajen demasiado.
A pesar de las herramientas como Microsoft Teams, que indican si un empleado está activo, los trabajadores han ideado formas de engañar al sistema. No obstante, un nuevo software de inteligencia artificial podría poner fin a estas prácticas. Este sistema avanzado es capaz de seguir en tiempo real las acciones de los trabajadores, detectar patrones irregulares en la actividad informática, como pulsaciones repetitivas del teclado o el movimiento del cursor, y alertar a los supervisores si detecta comportamientos sospechosos. Estas funciones permiten a los empleadores saber con precisión qué están haciendo sus empleados en cada momento, eliminando la posibilidad de fingir estar trabajando mientras se realizan otras tareas. Si por ejemplo el empleado deja pulsado una tecla o un ratón, la IA detectará que es un comportamiento anormal.
Además, esta IA puede tomar capturas de pantalla y enviar alertas aleatorias a las que los empleados deben responder para demostrar que realmente están trabajando. Si bien esta tecnología promete ser efectiva, las empresas deben ser cautelosas en su implementación. Estudios indican que el monitoreo constante puede generar un ambiente de cárcel digital, reduciendo la productividad y aumentando la rotación de personal.
En resumen, el teletrabajo bajo vigilancia estricta parece tener los días contados, pero las compañías deben equilibrar la supervisión con la confianza para no afectar la moral y el rendimiento de sus empleados.