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NUEVO PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS
La nueva administración del presidente de los Estados Unidos Donald Trump comienza a andar, la cuestión es si arranca una época de temor o de esperanza para las empresas tecnológicas.
Después de un conflictivo traspaso de poderes entre la administración saliente de Obama y la entrante, la era Trump ya ha llegado. Se conjugan, según a quién se pregunte, esperanza, incertidumbre o miedo, aderezados con fuertes protestas en su contra. Pero, ¿qué tiene que temer el mundo de la tecnología del 'reinado' de Trump?
Con una campaña enfocada en la idea de ''los nortamericanos primero', muchas compañías tecnológicas ven cómo sus intereses pueden verse comprometidos por una política proteccionista. ¿Cuáles son los retos a los que se enfrentarán gigantes como Microsoft, Apple o Amazon (entre otros) ante un presidente con un mensaje tan contundente?
”Los misterios del Espacio”, la esperanza de la investigación científica
Barack Obama y Donald Trump han demostrado ser dos figuras totalmente antagónicas, que han defendido (y defienden) los intereses de los norteamericanos de forma trasversalmente opuesta. Y es que mientras que el primero pensaba que el desarrollo económico se bastaba en la globalización y el peso económico de los EEUU en el mundo, el segundo parece haberse decantado por un discurso más aislacionista y centrado en “proteger” los intereses de los Estados Unidos de América ante todo.
Ejemplo de ello ha sido el discurso inaugural de ambos presidentes. Mientras que en 2009 Obama dejaba entrever su objetivo de hacer de la tecnología una herramienta para mejorar la vida de las personas y el progreso del país, Trump ha decidido rememorar los viejos tiempos de la 'Guerra de las Galaxias' de Ronald Reagan y la carrera espacial de John F. Kennedy.
“Nos encontramos en el nacimiento de un nuevo milenio, listo para desbloquear los misterios del espacio, (…) para aprovechar las energías, industrias y tecnologías del mañana. Un nuevo orgullo nacional”, dijo Trump en su discurso de inauguración.
Todo ello con tintes nacionalistas, pero que pueden suponer una esperanza para los ya menguados presupuestos destinados a la investigación científica y en especial, la espacial. Un salvavidas para muchas empresas tecnológicas de investigación norteamericana, que a su vez puede suponer una losa para contratistas ajenos al país que pueden verse afectados por las nuevas leyes proteccionistas que el presidente Trump pretende instaurar.
”Van a construir sus fábricas en EEUU”, el miedo de la industria tech
A finales del 2016, Trump tuvo la oportunidad de reunirse con los principales magnates del mundo tecnológico, que acabó protestando por sus mensajes, en lo que ya se conoce como 'la segunda Casa Blanca', la Torre Trump. Su mensaje fue claro: una empresa estadounidense no puede permitirse trasladar sus fábricas (y empleos) fuera del país. Esto ya supuso la alarma por parte de Apple, que fue selañada directamente con el dedo por el ahora presidente, demostrando que ni hasta un gigante como la compañía de la manzana se libra del dedo acusador de Trump.
El gran miedo de las empresas tecnológicas con respecto a este punto se divide en dos. En primer lugar, el hecho de que el traslado de las fábricas en China y otros países asiáticos (como Taiwan) pueda suponer cuantiosos desembolsos en infraestructuras y el que eso suponga aumentar el coste de fabricación de los dispositivos. Amagos como el ocurrido con la finalmente no realizada fábrica de automóviles de Ford en México muestran la forma en que las palabras de Trump pueden hacer temblar la cotización de un gigante empresarial, así como su estrategia de negocio.
El segundo de los miedos, el miedo por los aranceles. Tenemos que pensar que puede ser prácticamente imposible construir todos los componentes de un dispositivo en un mismo país. El hecho de que aumenten los aranceles a productos que entren al país, la ruptura de prácticamente todos los acuerdos comerciales y la posible declaración de guerra comercial con China del actual presidente supondrían el encarecimiento del producto final así como (en casos extremos) la falta de suministros para suplir la demanda.
Piratería: objetivo de la administración Trump
En lo que afecta al bolsillo del consumidor, si bien el desembolso en infraestructuras y el aumento de los aranceles son los principales miedos de las empresas tecnológicas, pero a su vez, tienen una esperanza puesta en Trump: la lucha sin cuartel contra la piratería digital.
Ya Obama declaró en numerosas ocasiones que la piratería era un problema muy grave para las empresas y el talento norteamericano, pero Trump ha ido más allá al referirse a la misma como un cáncer para el país. La lucha sin cuartel que busca Trump puede suponer el regreso de "más de dos millones de trabajos más para EEUU”. Falta ver en qué quedan tantas palabras en uno y otro sentido.