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APPLE 1 - RESTO DEL MUNDO 0
Samsung ha pasado de los 83.5 millones de terminales vendidos a no llegar a los 72 millones respecto al mismo período de hace un año, según el último informe de Gartner respecto al tercer trimestre de 2016 en lo que a las ventas de telefonía respecta. Y eso que el mercado ha aumentado el número de unidades comercializadas, que pasan de 354 a 373 millones.
El desastre del Galaxy Note 7 tiene buena culpa de ello, claro. Y otros recogen las ganancias: Huawei se ha llevado parte de esas ventas que se escaparon, así como Oppo, que ha duplicado sus ventas de un año para otro y se acerca peligrosamente a las cifras que maneja Huawei.
Pero lo interesante aquí es combinar información cruzada: Apple, que ha bajado también su número de teléfonos vendidos (de 46 a 43 millones) acapara prácticamente todos los beneficios de la industria. Concretamente, el 104%.
Esta cantidad, que puede llamar sospechosamente la atención (¿cómo puede ser que una sola empresa gane más del 100% de los beneficios de una industria entera?), tiene una explicación sencilla: a grandes rasgos, sólo Samsung consigue arañar ciertos beneficios. El resto de compañías, de forma más o menos precisa, no gana dinero con la fabricación de smartphones. Y muchas directamente pierden, lo cual explica que los beneficios se calculen con cifras superiores al 100%.
¿Y ahora qué?
Los próximos años serán los de la consolidación. Muchas marcas han demostrado ser grandes funambulistas, pero eso no significa que puedan pasarse la vida en el alambre. HTC, LG, Sony, Microsoft y demás. Simplemente cuentan con estructuras de costes que no pueden sostenerse tanto en tiempo como para resistir ventas que no alcanzan para cubrirlos.
Antes o después, las divisiones de móviles de algunas empresas se centrarán en nichos muy concretos (Microsoft para empresas, por ejemplo) o directamente tendrán que cerrarlas. Con las empresas que no tienen otra actividad que la telefonía, como HTC, el panorama pinta peor. Lleva un par de años intentando diversificar, pero no es nada fácil.
En muchos casos, además, los fabricantes tienen que vender sus terminales con márgenes pírricos. Las cuentas no salen. La cantidad de teléfonos que se venden con un margen interesante, es decir, durante la campaña de lanzamiento, no es suficiente. Para arañar ingresos y eliminar stock no tardan en llegar los descuentazos. La competencia asfixia. Y Apple gana.