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Móviles
Era el cebo perfecto para engañar a los hackers y conocer su actividad
No es la primera vez que escuchamos hablar de súper teléfonos móviles desde los que los hackers pueden acceder prácticamente a cualquier red y explotar cualquier tipo de vulnerabilidad de forma remota. Pero esta vez nos ha llamado la atención el curioso dispositivo que ha creado el FBI junto a la policía australiana para poder engañar a los hackers y hacer un seguimiento exhaustivo de todos sus movimientos. Básicamente un móvil cebo para delatar a las autoridades todas las actividades de los hackers. Ese móvil se denomina Anom, y no es otro dispositivo Android modificado para la ocasión.
Miles de teléfonos para engañar a los hackers
Estos dispositivos básicamente eran un Google Pixel 4a modificado para que fueran unos móviles creíbles por parte de los hackers. Y es que estos como es habitual buscaban un teléfono capaz de adentrarse en las redes de las víctimas y poder de alguna manera ayudarlos a perpetrar sus fechorías. El teléfono en cuestión es inofensivo, este Pixel 4a es un teléfono de gama media con una potencia bastante contenida, pero la clave era una modificación total del software del teléfono, realizada por el FBI, para que dentro del aspecto de un teléfono para hackers, se esconda un software diseñado para desvelar todos los detalles de las operaciones de los hackers.
Un medio especializado ha podido hacerse con uno de estos teléfonos y comprobar cómo es en realidad. Un terminal que altera por completo el software cada vez que nos identificamos en él, para adecuarlo a cada situación. Con un PIN se consigue acceder a una ROM cotidiana, con el software que podríamos llevar cada uno encima, mientras que con otro PIN se consigue acceder a un sistema operativo diseñado específicamente para realizar las labores de hackeo habituales, y la que por supuesto interesaba a estos para hacerse con el terminal. La ROM utilizada en estos teléfonos se denomina “ArcaneOS” y básicamente modifica una versión de stock de Android 10, por lo que no deja de ser un móvil con un sistema operativo modificado, como tantos otros existentes en el mercado.
Los hackers compraban estos móviles esperando una seguridad extra para no ser cazados por las autoridades en sus fechorías, pero a cambio recibían justo lo contrario. Porque toda la información que generaban con el terminal y la actividad de este terminaba almacenada en un servidor del FBI, que de esta forma tenía fácil acceso a toda la actividad de los hackers. Un móvil del que quien lo adquiere no puede escapar, ya que en el caso de darse cuenta de que ha caído en la trampa, nada de su contenido se puede borrar, tan siquiera instalando una nueva ROM.
Un cebo perfecto en el que han picado muchos hackers y que ha proporcionado a las autoridades valiosa información. Algo que lógicamente habrá provocado la máxima desconfianza por parte de estos a la hora de hacerse con un nuevo dispositivo de este tipo, que salvo que haya sido diseñado o creado por ellos mismos, no podrá aportar ningún tipo de garantía a estos de que los datos no terminen en las manos de sus enemigos precisamente.