Dos móviles perfectos para exprimir la vuelta al cole
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CONOCE LA BQ TESLA W8
La marca española de dispositivos lanzó al mercado hace apenas un mes la BQ Tesla W8, una tablet de grandes dimensiones y competitiva a precio asequible. Lo bueno y lo malo, que lleva dentro Windows 8.
La BQ Tesla W8 es grande, muy grande. Lo es en la pantalla (10,1 pulgadas IPS, con resolución 1280x800 y 150dpi), y eso está bien. Pero también lo es en profundidad: nada menos que 10,5 milímetros (es decir, un centímetro). Dicho así parece poco, pero es casi lo que tenía el iPad original (1,34 mm). De hecho, el aspecto del aparato al verlo es de muy pesado, aunque luego no lo es tanto al cogerlo (650 gramos, por los 680 del iPad original).
Hay detalles que parecen casuales y no lo son. El iPad, por ejemplo, tiene el logo y las letras traseras orientadas para que la forma inicial de cogerlo sea en vertical (incluso el botón lo tiene en uno de los laterales cortos). Sin embargo, este terminal es al revés: sus letras y su botón están dispuestos para que la postura natural sea la horizontal, muy en línea con la forma en la que Windows 8 fluye (un scroll de izquierda a derecha)
Pero el tamaño y la configuración externa no son lo único importante. El dispositivo está bien en cuanto a prestaciones: la conectividad es buena (WiFi, Bluetooth, USB OTG, Micro USB, jack de 3,5mm y lector de tarjetas SD), el hardware es bueno (32Gb de memoria ampliable -vía USB, SD o con el almacemamiento que ofrece SkyDrive-, 2Gb de RAM, procesador Intel Atom Z2760 hasta 1.8 GHz) y una batería de gama media (6200 mAh). Hasta aquí nada que no hubieras podido leer tú en las especificaciones.
A primera vista ya hay carencias más o menos importantes, a gusto del consumidor. Por ejemplo, el Bluetooth que usa no es 4.0, así que consume bastante batería. O que no tiene 3G, así que sólo podrás usarlo en modo local al salir de casa o de entornos conectados. O -y este es bastante evidente-, el diseño: mientras la percepción de la pantalla, con un único botón físico muy Apple es bastante aceptable, los laterales, donde se ubican los conectores y botones de encendido y volumen resultan toscos y descuidados.
Hay otras carencias, por ejemplo, que no lo son tanto: el dispositivo tiene una sola cámara, la frontal. Piénsalo bien, ¿no es un poco absurdo sacar fotos con un dispositivo tan aparatoso para eso como una tablet? ¿De verdad usas la cámara? Quizá por eso, y ahorrando algún centímetro o gramo extra (que no está nada mal visto que sobran muchos) decidieron prescindir de cámara trasera, dejando como única cámara la frontal, la de las videollamadas.
Así que sí, también hay muchas cosas buenas (además de la ya citada conectividad, donde, en la línea de los dispositivos Android, barre y friega a Apple). Por ejemplo, que viene con software de Microsoft preinstalado (por ejemplo, Office Home&Student 2013) que -atención a esto- permite desinstalar. Sí, tienes Internet Explorer… y puedes dejar de tenerlo.
El ¿problema? de ser Windows 8
Y es que posiblemente lo que más condiciona al dispositivo sea el sistema operativo. A diferencia de lo que sucede con Android o iOS, Windows 8 no es un SO móvil: es un SO general, para ordenadores, tablets o móviles… lo cual es algo muy bueno en cuanto a uniformidad (por ejemplo, AirDrop de Mac no es compatible con AirDrop de iOS, y eso es una lata).
Lo que pasa es que también es escalofriante en cuanto a usabilidad: prueba a salir del escritorio reticulado de W8 para ver el escritorio de-toda-la-vida e intenta usarlo, notarás que hay grandes carencias de adaptación: tipografías demasiado pequeñas, campos muy pequeños… Es un sistema operativo pensado para ser táctil, pero sólo está bien trabajado en su interfaz visual.
A no ser, claro, que seas de los que quiere un sistema operativo de los de toda la vida, en los que meter carpetas con archivos y gestionar todo partiendo desde el archivo como centro, y no desde la app que, individualmente, gestiona sus propios archivos. Es decir, si no has tocado Android o iOS, Windows 8 puede ser una muy buena opción para dar el salto a las tablets.
Esa parte sí es buena: el diseño reticular es bueno, la posibilidad de configurar el mosaico con apps o accesos directos es muy satisfactoria. Incluso las propias apps por defecto de Microsoft -aunque sobran más de la mitad- son agradables de usar: la financiera, la del tiempo, el calendario… Eso sí, son poco configurables (por ejemplo, a la hora de elegir las fuentes de información de las apps de noticias)
Pero si algo malo tiene Windows 8 es que es Windows. El primer día de usar la tablet se tiró más de una hora con actualizaciones, y más de cuatro para descargar y actualizar a Windows 8.1. Eso, por no decir que la primera vez que entras a cada una de las apps de Microsoft tienes que decirle cuál es tu usuario y contraseña, ¿no se podría haber hecho un inicio de sesión genérico para todas?
Por lo demás, la tablet es fluida y cuenta con guiños inteligentes: te deja elegir disposiciones de teclado, añade la tecla ‘Ctrl’ para poder copiar, pegar o cortar… pero no hay (o no es intuitivamente localizable) función para hacer captura de pantalla. Ni feedback háptico al tocar la pantalla. Ni demasiadas apps en la tienda de aplicaciones.
¿Pero a que si te digo que cuesta 329 euros dejas de ver importantes muchas de esas carencias? Sí, más o menos la mitad que un iPad y unos 70 euros más barato que la versión más asequible del Nexus 10. Ahora, vuelve a leer el artículo.