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AYUDA HUMANITARIA
Un par de ciudadanos suecos llevan más de un año recogiendo móviles para donarlos a los refugiados que llegan a Europa. Ahora la iniciativa ha llegado hasta Reino Unido con el objetivo de ayudar a los habitantes de la llamada ‘jungla de Calais’.
No son imprescindibles como la comida, la paz o la seguridad, pero para muchos los teléfonos inteligentes son una herramienta imprescindible. De hecho, hay a quienes un smartphone les resulta mucho más útil que a los acomodados habitantes del primer mundo. Es el caso de los refugiados que protagonizan la crisis humanitaria más grave acaecida en el continente europeo en décadas.
En el momento de escribir estas líneas, los más de 9.000 refugiados que esperan en la conocida como ‘jungla de Calais’ soñando con cruzar a Reino Unido comienzan a ser desalojados de este campamento que se ha convertido en una de las mayores vergüenzas de Europa. Durante el último año, hasta él han llegado teléfonos móviles, cargadores y tarjetas SIM como muestra de la otra cara del continente: dos ciudadanos suecos se lanzaron a organizar la donación de dispositivos para que los refugiados pudieran tener móvil.
Se trata de Gustav Martner y Hanna Wekell, quienes crearon en verano del pasado 2015 la iniciativa Refugee Phones. “Para esos cientos de miles de personas que huyen de la guerra, un teléfono inteligente puede ser una línea de vida”, explican desde la web del proyecto. Efectivamente, si bien hay a quienes sorprende ver a aquellos que lo dejan todo atrás acompañados de un teléfono móvil (como si fuera algo incompatible), lo cierto es que la actual crisis de refugiados ha servido para demostrar la utilidad de los smartphones mucho más allá del entretenimiento de Snapchat y las cambiantes características de WhatsApp y sus emoticonos.
“Nuestros teléfonos y nuestros ‘power bank’ son más importantes para nuestro viaje que cualquier otra cosa”, explicaba hace unos meses un refugiado sirio llamado Wael. No en vano, un teléfono móvil estando a kilómetros de distancia de su hogar y habiendo abandonado una vida entera puede serlo todo: desde la única plataforma con la que ver a los seres queridos que se quedaron atrás hasta la herramienta con la que ubicarse en su desconocido nuevo continente. Todo ello pasando por algo aún más básico, como el hecho de por tener un número de teléfono en el que ser localizados o con el que poder buscarse una nueva vida.
El problema, sin embargo, es que a lo largo de su indescriptible camino hacia un supuesto futuro mejor (o, al menos, un presente alejado de las bombas), muchos refugiados sufren el robo de su móvil, alguna rotura o, simplemente, lo pierden. Así, llegan a Europa sin un instrumento que, en pleno siglo XXI, se ha convertido en algo básico para cualquiera.
Así, la iniciativa puesta en marcha por Martner y Wekell ha permitido llevar ya a los refugiados de campos extranjeros y aquellos acogidos en hogares suecos más de 6.000 teléfonos móviles. Además, unos meses más tarde, la iniciativa llegó al Reino Unido para hacer llegar a los habitantes del campo de refugiados de Calais teléfonos inteligentes.
Si bien la rama británica de Refugee Phones no goza del mismo éxito (no alcanza el millar de móviles donados), lo cierto es que el conjunto de la iniciativa compone toda una lección de solidaridad. Tanto es así que, más allá de las donaciones realizadas por particulares, gigantes de la tecnología de la talla de Sony han decidido colaborar con el proyecto creado por Martner y Wekell.
De esta forma, mientras la división de telefonía móvil de la compañía japonesa ha donado directamente dispositivos móviles, las operadoras Telia y 3 (sueca y británica, respectivamente), se han encargado de hacer llegar a los refugiados tarjetas SIM con las que poder hacer uso de sus teléfonos móviles.
Todos aquellos, empresas o particulares, que deseen colaborar con esta iniciativa puede enviar su dispositivo –con la memoria borrada, claro- al número 12 de Soho Square, W1D 3QF, Londres. A partir de ahí, voluntarios de la ONG CalAid se encargarán de repartir todos esos teléfonos inteligentes, cargadores y tarjetas SIM.
“Tanto si dispone de modelos de los últimos años como si son teléfonos nuevos, sepa que cada donación es significativa”, explican los responsables de la iniciativa en su página web. Y es importante es porque en unas semanas el campo de refugiados de Calais será desalojado por completo. Si los planes del gobierno del país vecino se cumplen, los refugiados podrán elegir un territorio (menos Córcega y las afueras de París) en el que instalarse y, sin duda, un teléfono móvil les ayudará en su nueva vida.