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SI TE DICE QUE TE TIRES POR UN PUENTE, ¿LO HARÍAS?
Si se confirman los rumores, las próximas apuestas de Samsung y Apple serán muy parecidas. Tendrán pantallas OLED con los bordes curvos que ocuparán todo el frontal, el botón Home será táctil en lugar de físico para integrarse en el cristal de la pantalla, ambos serán resistentes al agua y tendrán carga rápida e inalámbrica. Solo quedaba un elemento diferenciador y los coreanos parecen decididos a arruinarlo: el pequeño pero decisivo ‘minijack’.
Tras la debacle de los Note 7 explosivos, Samsung necesita un revulsivo como agua de mayo. Cuando su próximo buque insignia llegue a las estanterías en marzo o abril de 2017, pasarán varias semanas o meses hasta que los potenciales compradores se decidan a rascarse el bolsillo: primero querrán ver que el terminal no da problemas a los más temerarios.
Después de haber perdido más de 6.000 millones con la retirada de las ‘phablets’ peligrosas, lo último que necesitan los coreanos es protagonizar otra polémica. Sin embargo, a juzgar por las filtraciones que han salido a la luz sobre el futuro Galaxy S8, eso es precisamente lo que van a arriesgarse a hacer. Siguiendo la estela de Apple, Samsung planea eliminar el minijack de su producto estrella.
Ya sabemos cómo reaccionó la gente cuando la manzana mordida reveló su “valiente” decisión de suprimir la toma para auriculares. No parece que las ventas de sus iPhones 7 y 7 Plus se hayan visto afectadas, pero los de Tim Cook tienen dos cosas que Samsung no tendrá si, finalmente, se arriesga a seguir los pasos de su competidora.
En primer lugar, Apple tiene un público totalmente cautivo, preso en una plataforma de hardware y software exclusivo que no desean abandonar. Los Samsung, sin embargo, son fácilmente intercambiables por cualquier otro teléfono con Android (mismas apps, sencilla migración, cargadores compatibles…), por lo que dar el salto no entraña mayor complicación.
Por otra parte, los de Cupertino tenían una excusa para suprimir el puerto de 3,5mm. Según los responsables de la compañía, era necesario para hacer sitio a una mayor batería y conseguir, por fin, que el dispositivo fuera resistente al agua. Los terminales de Samsung ya se pueden dar un chapuzón sin sobresaltos. ¿Cuál será entonces su excusa? ¿Unos altavoces estéreo en colaboración con esa empresa que les ha costado 8.000 millones? Parece insuficiente.
Por si fuera poco, si el Galaxy S8 prescindiera del ‘minijack’, los usuarios sólo podrían utilizar auriculares inalámbricos (Bluetooth) o de tipo USB-C. Tanto estos últimos como los adaptadores de 3,5mm a USB-C escasean, más si cabe que las opciones con Lightning que se deben emplear en un iPhone sin la conexión clásica.
Además, la empresa con mayor conocimiento de lo que los usuarios van buscando, Google, ya ha demostrado que mantener la vieja toma puede ser un argumento de ‘marketing’ de primer orden. En el vídeo de presentación de su Pixel, los de Mountain View destacaron su “satisfactoriamente no novedoso” puerto para auriculares, sabedores de que muchos usuarios podrían encontrar en la ausencia del viejo ‘minijack’ una razón para dejar iOS y pasarse a Android.
Si Samsung sigue adelante con sus planes de imitar a Apple, podría toparse con una situación desagradable similar a la que tuvo que sufrir cuando lanzó el Galaxy S6. En aquella ocasión, copiar a la manzana mordida hizo a los coreanos renunciar a la ranura para tarjetas microSD, a la resistencia al agua y a la batería extraíble. A pesar de que el teléfono era sustancialmente superior a su predecesor, las ventas se desplomaron. Con el S7 se vieron obligados a rectificar.
En febrero de 2017, en el marco del Mobile World Congress de Barcelona, Samsung tendrá que convencer al mundo de que su Galaxy S8 es tan revolucionario que deben desterrar cualquier temor derivado de las explosiones del Note 7, pero no lo va a tener fácil: todos sabrán que meses después saldrá un nuevo iPhone, esta vez cargado de novedades para celebrar su décimo cumpleaños.
Para su aniversario, según las filtraciones más fiables, el buque insignia de Apple podría presentar tres versiones: las dos con pantalla LCD que ya son habituales (la normal, de 4,7 pulgadas y la Plus, de 5,5 pulgadas y con cámara dual) y una tercera aún más cara que incorporaría por fin a su pantalla la tecnología OLED, una de las señas de identidad de Samsung.
En esto y en casi todo lo demás, los terminales que van a presentar Samsung y Apple son tan parecidos que hasta duele. Duele pensar que los coreanos van a prescindir del ‘minijack’, el único (aunque pequeño) elemento que les quedaba para diferenciarse. Tanto el Galaxy S8 como el iPhone 8 (o iPhone 10, si utilizan la simbología del aniversario), si se confirman los rumores, tendrán pantallas OLED con los bordes curvos que ocuparán todo el frontal, con el botón Home táctil en lugar de físico para integrarse en tal descomunal pantalla. Ambos serán resistentes al agua y tendrán carga rápida e inalámbrica.
Ni siquiera en el terreno del ‘software’ Samsung jugará con cartas propias, pues la principal novedad de su próximo teléfono parece ser la aparición de un asistente virtual que habrá desarrollado Viv, la empresa de inteligencia artificial que compró en octubre y... ¡Sorpresa! Los padres de ese mayordomo de bolsillo serán los mismos que crearon a Siri. Otro punto en común con los smartphones de Apple.
Aunque es probable que los coreanos nunca logren desprenderse de ese sambenito de imitadores del iPhone que ellos mismos se colgaron con sus primeros smartphones, lo cierto es que en los últimos años estaban consiguiendo fijar ciertas señas de identidad en nuestras mentes. La crisis del Note 7 les puede hacer recuperar los malos hábitos. ¿Así pretende Samsung pasar página? Parece un error copiar a Apple para olvidar su propia crisis.