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NUNCA TIENEN COBERTURA, BATERÍA O SIRVEN PARA NADA

Por qué no debes comprarte un móvil (si vives en una película)

El cine y la tecnología tienen una relación peculiar que se basa básicamente en que el primero hace lo que quiere con la segunda. A ver si ahora la realidad va a poder estropear una bonita historia de zombis.

En serio, no necesitas un móvil yerahg en Flickr bajo licencia CC

¿Eres un padre de una familia ejemplar pero descuidas a tu hijo y te pierdes sus partidos de béisbol? ¿Vas de vacaciones a una cabaña misteriosa con tus amigos el 'quarterback', el rarito, el graciosete, la jefa de las animadoras y la sarcástica? ¿Eres el mejor agente del cuerpo, a pesar de tus métodos poco ortodoxos? ¿Vives de lo que sacas timando a la gente, pero en el fondo tienes un corazón de oro y ganas de vivir aventuras?

No te asustes, pero si has respondido que sí a alguna de estas preguntas, es un muy posible que seas uno de los protagonistas de una película. No pasa nada, podría ser peor: podrías ser uno de los protagonistas de 'Juego de tronos', que de eso sí que no se sale con vida. Pero desde Tecnoxplora te vamos a dar un consejo: no te compres un teléfono.

El motivo principal es muy simple: no sirve para nada. Lo sentimos mucho, pero no vas a tener cobertura, ya estés en un bosque o subido a una antena de repetición. Es más, si no eres el más guapo del grupo, yo tendría cuidado con irme a lo oscuro a buscar señal. “¿Qué es lo peor que podría pasar?”. Un machete por tu bazo, por ejemplo.

Ojo, puede que tengas cobertura. Pero si es así, ya puedes llevar contigo una central nuclear de bolsillo, porque te vas a quedar sin batería en menos de lo que canta un Flappy Bird. Pero mira, mejor, porque si consigues hablar con alguien se va a creer que es una broma o te va a contar una historia estúpida antes de dejarte pedir ayuda. Y eso ya no es culpa del teléfono, es es tu culpa por tener amigos así.

En cualquier caso, que no te funcione el teléfono no siempre será un peso muerto. Da igual que tengas un iPhone, un Android o un Windows Phone, que si lo que necesitas es que esté en silencio va a parecer que lo que llevas en el bolsillo es al batería de Manowar con dos sartenes.

Si al menos fuesen los ochenta, todavía tendrías una excusa, porque seguro que el chaval de gafas podría enchufar un aparato al teléfono, empezar a decir cosas sin sentido y terminaría entrando en los servidores de la NASA para dejar sin luz el edificio, por ejemplo.

O puede que tengas suerte y estés en una película de detectives y entonces puedas utilizar las fotografías del teléfono para ver quién es esa misteriosa figura que se refleja en la pupila de una paloma que pasaba por ahí. Eso sí, en ese caso ten cuidado, porque si un tipo alto y calvo tiene un móvil, va a hacer que algo explote con él. Posiblemente, tú.

De todos modos, no te enfades. Te pierdes grandes juegos, aplicaciones de fotografía, redes sociales y hasta conversaciones interesantes (¿qué más da cuál es el mejor sistema operativo, si tú solo ves una pantalla azul en la que pone que te está llamando Derek?), pero es normal.

Algo tendrá que hacer el guionista para explicar por qué no buscas el camino en Google Maps, la traducción de la frase escrita con sangre en latín con S Translator (spoiler: pone que vas a morir muy pronto y muy acuchillado) o el Facebook de vuestra madre para ahorrarnos nueve temporadas sobre cómo la conociste.