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en su conferencia de desarrolladores
La tecnología que hace posible este terminal ha sido bautizada por Samsung como Infinity Flex Display, una continuación adaptada de la terminología usada por los Galaxy S8, S9, Note 9, etc. Aunque esa sensación queda opacada aquí por lo grueso que parece el terminal, si bien es cierto que Samsung no ha hablado aún de las medidas exactas, y de hecho lo ha presentado ocultado en una carcasa, al estilo de los coches que salen a rodar en carretera antes de su presentación oficial.
Lo que sí sabemos es que la tablet, una vez desplegada, muestra una pantalla de 7,3 pulgadas, que en la modalidad teléfono ocupará 6,4 pulgadas de pantalla, y que la producción en serie de este terminal dará comienzo en “unos meses”, una demora ocasionada por la complejidad de llevar a cabo la fabricación masiva de estas pantallas.
Google también ha aprovechado este evento para pronunciarse, y ha confirmado tanto que ya está preparando sus aplicaciones para que sean compatibles con este formato, como que su propio sistema operativo está trabajando para adaptarse a los próximos dispositivos flexibles y plegables que lleguen al mercado.
En cualquier caso, lo visto hasta ahora es un concepto y habrá que seguir esperando hasta ver con detalle la forma, las especificaciones y sobre todo la experiencia de uso con este dispositivo, que marca un pequeño hito más en el historial de Samsung: si hace poco decíamos que es uno de los poquísimos fabricantes que no ha seguido en 2018 la estela del iPhone X y ha mantenido su propio estilo, esto consolida más aún esta tendencia.
En el pasado, LG y la propia Samsung anunciaron terminales de pantallas curvas y ligeramente flexibles, aunque nada que ver con esta capacidad. No tuvieron recorrido por su escasísimo éxito comercial. Esta propuesta, definitivamente, aporta algo más. En unos meses podremos conocer exactamente el qué.